Para ser consideradas como "participantes activos", las empresas deberán hacer un desembolso anual que va de los US$ 5.000 a los US$ 15.000. La recepción de esta medida, que crearía en la práctica dos niveles de adhesión, ya genera opiniones encontradas.
El 2013 trajo algunas noticias no tan gratas para las empresas firmantes del Pacto Global. En la carta anual dirigida a las empresas miembro a nivel global, George Kell, director ejecutivo de la organización de Naciones Unidas, anunció que a partir de este año se solicitará un aporte anual a la Fundación para el Pacto Mundial para poder mantener el status de “participantes activos”.
Los montos van desde US$ 5.000 a US$ 15.000, dependiendo de los ingresos de la empresa. Claro que en el caso de las empresas un poco más chicas, con ingresos inferiores a los US$ 50 millones, el monto de contribución será discrecional.
El pago traerá sus beneficios. Las empresas contribuyentes tendrán reconocimiento público, posibilidad de usar el logo y acceso a las actividades organizadas por Pacto Global. Aquellas que no desembolsen el dinero serán catalogadas sólo como “signatarias” de esta iniciativa.
La recepción de estos cambio, que entrarán plenamente en vigencia en el 2014, generó reacciones encontradas. Hay quienes lo ven con buenos ojos, al implicar un mayor compromiso por parte de las empresas, más allá de la sola firma. Y quienes también aseguran que se trata de una medida lógica: los aportes de Naciones Unidas están disminuyendo y el aporto voluntario de las empresas era muy chico hasta el momento.
De la vereda de enfrente, están quienes aseguran que la obligatoriedad del aporte pone en riesgo la voluntariedad que siempre caracterizó a esta iniciativa. Y que se generará una división entre participantes de primera y de segunda, algo que pasa en algunas redes locales que cobran la membresía.