Son cada vez más las empresas que aprovechan sus mudanzas corporativas para adoptar oficinas sustentables, con o sin certifciación LEED. En la vidriera de esta movida, los casos de HSBC, Dow y Allianz.
En los últimos tres años, las empresas han demostrado un creciente interés por convertir a sus edificios corporativos en vidrieras de su accionar sustentable. De acuerdo al Green Report 2012 de Colliers International, el 57% de las compañías consultadas prefiere que sus estructuras estén alineadas en la onda verde. De esta forma, esperan dar un claro testimonio edilicio de su compromiso medioambiental, algo mucho más tangible que miles de declaraciones de buenas intenciones.
Para lograrlo, llevan a cabo variadas iniciativas que buscan reducir el impacto negativo de sus oficinas el entorno natural y la salud humana y, de ser posible, buscan acompañarlas de certificaciones internacionales como LEED, que dotan a su accionar de un prestigio extra.
Empresas como HSBC, Allianz, Dow Argentina y, más recientemente, MondÄ“lez y Tetra Pak son algunas de las protagonistas de esta flamante cruzada ecológica, que llegó para quedarse. De hecho, estas oficinas pasaron de representar apenas el 16,2% de las nuevas oficinas en 2010 a alcanzar el 35% de toda la nueva oferta anual en 2012 y para este 2013 podrían tener una participación cercana al 85%, según datos de Colliers.
En la mayoría de los casos, los esfuerzos se centran en distintas acciones que repercuten en el consumo energético, las emisiones de carbono y la separación de residuos, y que involucran en el proceso, a su vez, a los empleados, como socios clave. La búsqueda de nuevos espacios de trabajo, por cambio de zona o por motivos de lo más variados, suele ser la ocasión perfecta para dar inicio a una etapa más ecológica en materia de oficinas.
Iniciativas al por mayor
Para su edificio de oficinas en Barracas de Lezama, HSBC logró, por ejemplo, un ahorro energético del 30% al reducir el consumo eléctrico y de agua, gracias a la instalación de bombillas LED, válvulas de doble descarga en los inodoros, automatización de los lavatorios y recupero de agua de condensado de los sistemas de aire acondicionado. Este porcentaje equivale al consumo que hacen 335 viviendas en un año.
La certificación LEED En Argentina, se tienen en cuenta seis parámetros generales en cada uno de ellos: Emplazamiento sostenible, Eficiencia del agua, Eficiencia energética y energías renovables, Materiales y recursos, Calidad de aire interior, Innovación en la operación. En función de los resultados y de la puntuación obtenida, una vez finalizado el proceso de certificación, el proyecto recibe una de las siguientes calificaciones: de 40 a 49 puntos, Certified; de 50 a 59, Silver; de 60 a 79, Gold; y de 80 a 110, Platinum. |
Estas iniciativas, sumadas a su terraza verde y a la implementación de pinturas al agua y gas ecológico para disminuir la cantidad de dióxido de carbono, le valieron en 2011 la certificación grado Gold de la normativa LEED, otorgada por el U.S. Green Building Council (Consejo de Construcción Ecológica de Estados Unidos) que evalúa un edificio en términos de sustentabilidad ambiental. “Elegimos certificar LEED porque es la norma internacional que viene a ser hoy el sello de calidad internacional por excelencia para construcciones que demuestren un compromiso con todo lo que es sustentable”, explicó Horacio Sackmann, Director de Corporate Real Estate HSBC Argentina.
En ese mismo año, Allianz, a la hora de elegir su nueva sede en Av. Corrientes 299, centró los esfuerzos de la remodelación del lugar en tres ejes: iluminación, climatización y techo verde. “Allianz como compañía global tiene un fuerte enfoque de combatir el cambio climático y busca que todas sus decisiones sean un reflejo de eso. La mudanza se presentó como una oportunidad para aprovechar que todas las refacciones que había que hacerle al edificio y el acondicionamiento de todos los espacios fueran hechos de forma eficiente”, apuntó Carolina Correa, Responsable de RSC de Allianz.
Al igual que la mayoría de las empresas, eligió apliques LED para iluminar, ya que suponen un 90% de ahorro en comparación a las bombillas tradicionales incandescentes; equipó al edificio con un moderno sistema de climatización VRV de bajo consumo; y, como HSBC, vio los beneficios que supone un Green Roof, que ayuda a reducir el efecto “isla de calor”, absorbe agua de lluvias y brinda una mayor aislación térmica. Para dar cuenta tangible del avance que suponen estas implementaciones, la compañía, además, cuenta con un EcoLogger que monitorea en tiempo real las emisiones de carbono evitadas, detallando los distintos puntos de ahorro energético.
También con motivo de mudanza en el 2011, Dow Argentina optó por trasladarse a Madero Office. Se trata del primer edificio de oficinas en Argentina en lograr certificar LEED. Cuenta con características similares a los anteriores y le significaron el grado Silver en la categoría Cáscara y Núcleo. Su diseño de panal permite aprovechar la luz solar durante todo el día y está dotado de un sistema de control que monitorea y opera todas las instalaciones.
Para aprovechar las características del lugar, la compañía se dedicó de lleno a acompañar a sus empleados en este nuevo espacio. “Nosotros entendemos la sustentabilidad desde un concepto muy amplio, que incluye a los empleados y su satisfacción. En este edificio, con estas características, ellos están mucho más motivados para tener un comportamiento más responsable con el medio ambiente y desde la compañía estamos promoviendo conductas sustentables entre ellos”, manifestó Soledad Echagüe, Directora de Asuntos Públicos de Dow Argentina.
Mucho más que edificios de oficinas
En todos estos casos, hablamos de estructuras que intentan asegurar un uso eficiente de los recursos y materiales de construcción, mejorar la calidad de vida en su interior y reducir la cantidad de residuos y contaminación que generan con su operar diario. Este último punto ha sido un denominador común de gran importancia para las tres empresas. Es un aporte que cobra especial relevancia cuando se trata de deshacerse de residuos tóxicos como baterías, pilas y cartuchos de toner.
Si estos elementos llegaran a la tierra como relleno sanitario, no sólo la contaminarían, sino que con el paso de los años terminarían llegando a las napas subterráneas. En lo que respecta a su disposición final, existen firmas especializadas que se encargan de recolectarlos y enterrarlos en silos de plomo especialmente diseñados. Lo importante en las empresas es tener la iniciativa de clasificarlos. La disposición de tachos de basura señalizados es un primer paso.
De todas formas, el segundo paso implica un cambio de actitud en el personal que lleva tiempo adoptar e interiorizar. La difusión de folletos, artículos en las revistas internas y las charlas y talleres que se organizan en las empresas tienen la particularidad de hacerse de forma dosificada para que la problemática vaya calando hondo en las personas y logren extrapolarlo. “No queremos que este accionar se quede puertas adentro de la empresa. Buscamos que lo incorporen en sus vidas. Ser sustentable es algo que no se puede lograr hasta que la gente se comprometa de lleno. Hacer que cambien sus conductas es algo que lleva tiempo y que no cambia de un día al otro, pero somos optimistas”, indicó Correa, desde Allianz, a la hora de explicar el largo camino que implica lograr la sinergia de compromiso y sustentabilidad.
Pero involucrar a los trabajadores no implica solo concientizarlos en lo que se refiere a las repercusiones ambientales. Se trata de un proceso que tiene una pata social muy importante, de la que los empleados son los primeros beneficiarios. Tanto HSBC como Dow cuentan con edificios equipados con gimnasios, duchas y bicicleteros que promueven actitudes saludables.
En la sede del banco de Barracas de Lezama, ya son 75 personas las que decidieron usar la bicicleta como medio de transporte y han tenido resultados igual de positivos con la adopción del carpooling. “Todas estas actitudes se trasladan a otros ámbitos. Nuestros empleados son como embajadores de buenas prácticas no sólo para HSBC, sino para todo el entorno familiar e incluso para el barrio. Cuanta menos gente tengas contaminando la calle, mejor es tu contribución al cuidado del medio ambiente”, expresó Sackmann, al extenderse sobre cómo repercuten estas medidas en la vida cotidiana de las personas.
Además de estas facilidades, Dow suma un diseño innovador en el lugar de trabajo que hace que el día a día laboral se vea modificado. Son espacios abiertos que han cambiado de manera radical toda la dinámica de interacción entre los empleados, facilitando un intercambio más abierto. “También está el punto de vista de transparencia, nadie tiene oficinas en este nuevo diseño, ni siquiera el presidente de la compañía, y esto es algo que sorprende a mucha gente. Se derribaron algunas barreras que podían existir de jerarquía”, apuntó Echagüe, al detallar los cambios en el día a día laboral.
Una tendencia que llegó para quedarse
HSBC, Dow y Allianz son solo casos testigos de una tendencia que va en ascenso y a la que recientemente se sumaron MondÄ“lez y Tetra Pak , al mudarse ambas empresas a oficinas certificadas LEED en San Isidro. Año a año crece la cantidad de jugadores que adoptan iniciativas similares. Y según el reporte de Colliers, la construcción de edi¬ficios sustentables, que comenzó tímidamente en 2010, podría superara el 85% de participación en nuevas oficinas este año. En parte, la explicación de este fenómeno se debe a que estas construcciones obtienen un alto rendimiento dentro de todo su ciclo de vida. Consumen menos energía, ahorran dinero en el tiempo, y proporcionan una mejor calidad de vida a sus ocupantes.
"La construcción de edfificios sustentables, que comenzó tímidamente en 2010, podría superara el 85% de participación en nuevas oficinas este año."
De todos modos, este ahorro económico no siempre alcanza para repagar la inversión inicial. Generalmente, el tiempo de repago debería ser menor a tres años. Si el análisis en ese flujo de fondos a futuro es mayor a ese período, son muy pocos los que deciden hacerlo. Todo esto lleva a preguntarse qué es lo que impulsa a los que se animan, a pesar de los riesgos.
En el Green Report se echa un poco luz a los motivos. Algunas compañías asocian los edi¬ficios sustentables con la imagen que buscan dar a su marca. Para otras, constituye un requisito de acuerdo a sus estándares internacionales, lo que en algunos casos se transforma en una condición ineludible.
Esto no quiere decir que ser verde sea el único criterio que se toma en cuenta, aunque sí se ha convertido en una variable de mucho peso en este último tiempo. El precio, la ubicación y las características técnicas del inmueble son algunas de las otras consideraciones que entran en juego. En todos los casos, la visión global es la que define las decisiones.
En este sentido, certificar LEED aporta al prestigio que se busca, como es el caso de HSBC y Dow Argentina. Esta normativa ha cobrado gran popularidad en el papel que hace para el resguardo ecológico. Parte de la confianza que se deposita en ella se ve reflejado en el compromiso que asumió HSBC de que toda nueva sucursal bancaria o toda nueva sucursal de oficinas que abra en el futuro deberá estar alineada con la certificación.
De todas formas, estar a la altura de sus parámetros requiere una inversión de tiempo y dinero muy grande. Esto hace que algunas compañías como Allianz lo posterguen para más adelante, aunque no desperdician la oportunidad para adoptar prácticas que otros líderes puedan emular. Pero con o sin certificación LEED, la movida sustentable en los edificios corporativos parece haber llegado para quedarse.
El retail se suma a la movida A esta militancia por la sustentabilidad desde las oficinas, se suman otros actores. Las empresas de retail han resultado de lo más activas en esta área, destacándose los casos de McDonald’s, Falabella y Nike. McDonald’s, por ejemplo, fue la primera compañía en inaugurar un local comercial con certificación LEED. En 2011, su sucursal en Pilar obtuvo el grado Gold en la categoría Nuevas Construcciones. Para ello, un punto clave fue la instalación de una usina eólica que genera la energía necesaria para iluminar la playa de estacionamiento. A la hora de la construcción, en sintonía con lo que hizo la deportiva Nike para su local de Unicenter, utilizó un porcentaje de materiales reciclados y toda la madera para la edificación fue certificada como Forest Stewardship Council (FSC), norma que indica que la madera proviene de bosques gestionados responsablemente). En el caso de Nike, que obtuvo la certificación LEED Gold en febrero de 2013, se donó, además, la totalidad de los materiales no utilizados del local antiguo a una ONG y gracias al recambio de luminarias se logró un ahorro energético del 80%. Falabella, por su parte, fue certificada LEED Silver por su tienda del Tortugas Open Mall. Se trató de la primera vez que se le otorgaba a un edificio comercial interno en Argentina. Para optimizar la calidad del aire interior se instalaron filtrados especiales y se capitalizó el aire exterior. A la hora de construir, se eligieron además materiales locales a fin de generar un menor impacto en el medio ambiente a causa del transporte. |