Eligió la modalidad Comprehensive y pudo focalizarse en los aspectos más materiales del negocio, tal como plantea la nueva guía del GRi.
Poco a poco, las organizaciones empiezan a migrar los reportes de sustentabilidad alineados bajo la guía G3 del GRI a la G4. En lo que es ya su noveno informe, Banco Galicia dio este salto y optó por la modalidad Comprehensive, convirtiéndose en la primera entidad financiera a nivel local en hacer el cambio a la flamante guía del Global Reporting Iniciative.
Un salto planificado
Una de las principales modificaciones del estándar es la nueva orientación de trabajo que propone, al poner énfasis en la materialidad y a la que el banco tuvo que adaptarse. Esto llevó a cambiar una visión generalista por una de mayor profundidad. “El modelo mismo de G4 plantea una lógica con la que nos sentimos muy cómodos. Sale de un modelo donde hay una cantidad muy grande y muy dispersa de indicadores que buscan dar respuestas a una cantidad enorme de aspectos y de temas, cuando en realidad muchos no son tan relevantes para la organización”, sostuvo al respecto Constanza Gorleri, Gerente de Responsabilidad Social Corporativa.
Además de estar en sintonía con la lógica propuesta por la G4, Gorleri apuntó que el proceso de migración a esta plataforma se vio facilitado por la articulación lograda dentro de la organización y por la experiencia que ha venido acumulando el banco con los reportes anteriores. En efecto, el haber conseguido el máximo nivel en la antigua guía se volvió clave al optar por la modalidad Comprehensive. “Nosotros ya habíamos alcanzado el nivel de aplicación A en el G3, con lo cual el salto a G4 en modalidad exhaustiva era un camino más cómodo, más fácil, de menor esfuerzo en términos de mejora en la gestión”, explicó Gorleri.
Otra de las diferencias en términos de modelos tuvo que ver con un manejo mucho más participativo con los grupos de interés, a la hora de definir los temas más materiales. En este sentido, Banco Galicia llevó a cabo un mapeo de todos los grupos para poder obtener una retroalimentación de cada uno de ellos. Esto implicó establecer un diálogo, que abarcara de principio a fin todo el proceso. “El G4 viene a validar un modelo de gestión que tiene que estar pensado de punta a punta, en donde se incorpora a todos los grupos de interés”, apuntó la ejecutiva del Banco Galicia. De este proceso de identificación de variables, algunos de los principales focos tuvieron que ver con las áreas referentes a empleados, comunidad y medio ambiente.
Stakeholders clave
En cuanto a la relación con los colaboradores, uno de los temas más materiales resultó ser la gestión del clima laboral. Este aspecto fue entendido como una sumatoria de partes que requerían de atención y tratamientos particulares. Algunos de los subtemas analizados para ello fueron el hábitat y el ámbito donde los empleados desarrollan su actividad, los modelos de liderazgo, las compensaciones y los beneficios. “El banco tiene la convicción de que cuanto más contentos estén los empleados y más nos sintamos parte de una misma misión y visión organizacional, mejores resultados va a tener la organización y mejor la va a pasar la gente que integre el equipo”, remarcó Gorleri. Esto último cobra especial importancia en el caso de Banco Galicia, ya que la compañía se ha puesto como objetivo convertirse en una empresa donde la gente quiera trabajar.
En relación con su trabajo con la comunidad, el 2013 fue el año de consolidación de un sistema propio que el banco viene desarrollando e implementando desde hace tres años. Se trata de la Matriz de Análisis de Impacto Social, mediante la cual se analizó el 100% de las organizaciones de la sociedad civil con las que articulan su inversión social. “El análisis busca ver la eficiencia y el valor agregado de la inversión social que el banco genera en la comunidad donde actúa”, comentó Gorleri.
Mediante esta matriz, efectúan una evaluación de tres niveles: la organización social socia de un proyecto determinado, el programa en sí y la perspectiva del beneficiario en términos de qué es lo que esa iniciativa le genera en términos de mejora, capacidad instalada y posibilidad de desarrollo. Teniendo en cuenta más de 70 indicadores, se fija un mínimo esperable a la hora de decidir si seguir trabajando con esas organizaciones. El banco también intenta detectar en aquellas situaciones que no alcancen los requisitos, dónde están los puntos flojos que hay que apuntalar.
Además de este trabajo con las ONG, Banco Galicia buscó generar un impacto en su cadena de suministros. Así, incluyó a 872 proveedores nuevos en el Código de Conducta y Política Ambiental del Banco y, para promover un consumo responsable, editó la segunda edición de la Guía de Proveedores Sustentables con la incorporación de 20 nuevos emprendimientos.
Por su parte, el apartado ambiental ha sido considerado un foco de trabajo estratégico desde hace tiempo, lo que ha llevado a la compañía a adherirse a los Principios de Ecuador. Este compromiso la llevó a participar de la Conferencia de los Principios de Ecuador organizada en Ámsterdam que buscó adecuar y redefinir los postulados para volverlos más masivos. Con estas iniciativas como propulsoras y a partir del impulso de su Sistema de Gestión Ambiental, certificado bajo la ISO 14001, el banco redujo en un 6% el uso del papel y un 9% el consumo de energía eléctrica.
En la elaboración del informe, Banco Galicia se sirvió de distintas normativas, que también incluyeron los reglamentos de AA1000SES, del Pacto Global de Naciones Unidas y el Balance Social de IBASE, intentando ajustar el rendimiento de cuentas al nuevo lineamiento del GRI. De esta forma, la empresa puso en diálogo y adecuó a su propia realidad los distintos estándares internacionales que creyó útiles para informar a sus diferentes públicos sobre su triple línea de resultados.