Con su ranking Detox Catwalk esta organización pone la lupa en el mundo de la moda. En la edición 2015, 16 marcas representantes del 10% del mercado textil mundial, entre ellas Adidas y H&M, lideran el movimiento hacia una moda libre de tóxicos.
Durante décadas, las empresas han usado al medio ambiente, y en especial a los cursos de agua, como su vertedero personal, contaminando al entorno y afectando la salud de las comunidades locales. El sector textil ha sido uno de los grandes contribuyentes a esta escalada. En este tiempo, muchos de los intentos por dirigirse a este problema se han limitado a tibias legislaciones dirigidas a un acotado espectro de componentes peligrosos y de programas de RSE puntuales, sin una verdadera integración al ADN de las empresas.
Muchas organizaciones han aprovechado esta “contaminación legalizada” para su propio beneficio, pero varias otras han decidido establecer nuevos parámetros de conducta. De hecho, el 10% del mercado de 1.7 billones de vestimenta y calzado está tomando medidas efectivas y comprobables al respecto. Así lo revela la última edición del Detox Catwalk llevado adelante por Greenpeace.
Por una moda libre de tóxicos
Lanzada en 2011 con el objetivo de lograr un futuro libre de tóxicos, la iniciativa llama al mundo textil a adoptar e implementar una solución desintoxicante, que elimine el uso y la liberación de químicos peligrosos de su cadena de suministro global y de sus productos al 1 de enero de 2020. En este recorrido, se evalúa el desempeño de aquellas compañías textiles que han aceptado este Compromiso Detox, como también el de aquellas que todavía no lo han hecho.
Este análisis se basa en torno a tres criterios: la eliminación de los 11 grupos de químicos peligrosos identificados como prioritarios, con especial urgencia de los APEO (alquilfenoles etoxilados) y ftalatos; la eliminación de compuestos perfluorados (PFC), conocidos por sus propiedades persistentes, bioacumulativas y tóxicas; y la transparencia a la hora de informar sobre su papel en la problemática. Estos criterios nacen de los principios fundamentales de la iniciativa de Prevención y Precaución, Derecho a Saber y Eliminación.
Teniendo en cuenta los pasos que han dado hacia el cumplimiento de estas metas, la pasarela divide a las empresas en los categorías de líderes, greenwashers y perdedores. Así, los resultados muestran un creciente número de compañías que se colocan a la vanguardia en estos frentes: 16 actores de peso llevan adelante acciones de lo más diversas por honrar este cometido, dos más que en la primera edición de 2013.
Entre ellas, mientras Adidas promete eliminar el 99% de los PFC para el fin de 2017 (meta que ya ha cumplido en un 90%), H&M prohibió por completo el uso de APEO y ftalatos de su cadena global y está por publicar su control de este proceso para verificar esta eliminación. También se destaca el caso de Benetton, que asegura que las instalaciones de su cadena de suministro representantes del 50% de su producción en China divulga los datos sobre su descarga de químicos en la base de datos IPE, cifra que alcanzará el 80% en 2017.
Detrás del paraguas de la colectividad
Frente a este grupo, Nike y LiNing son las dos integrantes de los Greewashers, categoría en la que se mantienen desde el 2013. A pesar de su compromiso asumido hacia la desintoxicación, no hay evidencia suficiente de su progreso. El primer paso hacia este fin es el reconocimiento público de la responsabilidad individual de la corporación en esta contaminación y tomar medidas propias al respecto, algo que ninguna de las dos empresas ha hecho.
Ambas organizaciones se mantienen protegidas dentro del paraguas de pilotos y promesas grupales como el programa Zero Discharge of Hazardous Chemicals (ZDHC). Además, Nike no respeta el “Derecho a Saber” del público y se rehúsa a ser transparente sobre la información de contaminación de sus suministros basada en la medición directa de sus tuberías de desecho.
El desentendimiento no es para nada cool
En el último escalón, doce empresas (frente a las siete que se detectaron en 2013) llevan la marca de Perdedores de la industria debido a su inacción. Al igual que los eco-lavadores, estas compañías niegan su responsabilidad individual, pasada y presente. Pero a diferencia de aquellos, ninguna de las perdedoras se ha involucrado con Greenpeace para hacer un compromiso Detox efectivo.
Entre estas marcas, se encuentran reconocidos nombres atados a prácticas deplorables: Versace no ha eliminado los productos dañinos en sus productos para niños, GAP libera un cóctel químico peligroso en su suministro de agua en Indonesia, Giorgio Armani no ha hecho nada frente las evidencias de contaminación de agua que hay en su contra, Dolce & Gabbana ignora las peticiones de información sobre sus descargas tóxicas y los productos de Diesel contienen químicos nonilfenoles (NPE), que resultan peligrosos para el medio ambiente.