Se reglamentó la Ley de Energías Renovables


Con la promulgación de la Ley 27.191/15, Marcelo Álvarez, Presidente de CADER, reflexiona sobre el impacto de la normativa y los desafíos por superar.

Con la reglamentación de la nueva Ley de Energías Renovables 27.191/15, el Ministerio de Ambiente persigue diversificar la actual matriz de la mano de la inversión en energías limpias. Actualmente, menos de 1% de la misma se basa en renovables por lo que el es elevar ese porcentaje a un 8% en 2017 y un 20% en 2025. De alcanzar la meta final, significaría un ahorro de 21,5 millones de toneladas de CO2.

"Parece haber una conjunción de decisión política del ejecutivo, la reglamentación de lo que legisló el poder legislativo el año pasado e interés de los inversores tanto extranjeros como locales en empezar a mover la rueda", expresó Marcelo Álvarez, Presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER).

Y es que en materia de papeles, nuestro país no tenía mucho que envidiar al resto del mundo. De hecho, ya desde 1998 se había posicionado como pionero cuando fue el primero en tener una ley relacionada a la temática. También ya en 2006 contaba con la 26.190, pero ya sea por mala implementación o falta de acceso al financiamiento, la tinta no se traducía a la práctica.

La contracara de la abundancia
"En términos de mercado potenciales, somos el principal mercado potencial de la región por habernos subdesarrollado todos los últimos años", opinó el titular de CADER. Siempre en tercer lugar detrás de Brasil y México, hoy nos posicionamos en el puesto 14 de América Latina. La razón fue la falta de inversión en general en nuestra nación y en particular en el área de renovables de los últimos años.

Además, para el ingeniero, un terrero diverso como el nuestro se ha presentado como un arma de doble filo. "Los recursos naturales son nuestro beneficio y nuestra desgracia también porque es parte de nuestro problema tener tanta abundancia. Creo que nos ha debilitado el músculo y nos ha convertido en gente más perezosa ", describió el funcionario.

"Por suerte ahora las condiciones de contorno para arrancar de una vez con todo con renovables en Argentina parecen ser inmejorables. Pero todo depende de la tasa de interés y la subasta que se haga y la Ley de Energía Distribuida que se promulgue para que seamos exitosos", explicó Álvarez.

Con este compromiso renovado, el crecimiento se muestra inminente. En el campo de lo eólico, por ejemplo, la Patagonia es conocida como Patagonia Saudita porque en terreno barato, de fácil acceso se pueden obtener factores de carga que en comparación, Europa solo puede conseguir mediante costosas operaciones off shore en el Mar de Norte.

Con este abanico de posibilidades eólicas desde el Sur, solares desde el Cuyo y NOA y de biomasa desde el NEA, la clave también radicará en la intereconexión eléctrica para abastecimiento propio y exportación. "Cuando uno interconecta fuentes intermitentes, baja la necesidad de potencia de respaldo que tiene que tener porque el cambio del huso horario va haciendo que el pico de demanda se vaya corriendo y la generación también", apuntó Marcelo Álvarez.

En el futuro inmediato, si algo queda claro es que el crecimiento puede ser vertiginoso dentro los próximos cinco a diez años, impactando incluso en el apartado social. Hace cinco años nuestro país importa energía fósil exonerada de impuestos para el diesel y fuel oil que quemamos todos los días en motores ineficaces. Con la presente ley se puede sustituir eso, a la vez que se bajan los costos, se hace una matriz más segura, se la diversifica, se bajan las emisiones y se generan más puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.

Verde con impacto humano
"En cada una de las tecnologías hay distintas cosas que se pueden fabricar localmente. Sería una pena que compremos todo afuera sin producir trabajo local porque la oportunidad está ahí. Argentina tiene todo: tanto para autoconsumo como para exportación las posibilidades son claras. Esto dependerá de las estrategias de gobierno de producción local", enfatizó Álvarez.

Si bien no se puede abarcar la totalidad de la cadena de valor, desde lo eólico por ejemplo, a nivel nacional se pueden construir palas, torres o reductores, o en lo solar se pueden hacer inversores, estructuras de soporte, accionadores, tableros y puestos a tierras.

De esta forma, todas las alternativas ofrecen mayores posibilidades laborales. La tasa de esta diferencia depende de la tecnología y las condiciones, siendo la solar y la fotovoltaica las de mayor brecha, generando hasta quince veces más que las convencionales: se habla de 30.000 posiciones solo con el cumplimiento de lo reglamentado. "Se puede ir más allá de eso o menos. Depende de la implementación tanto del esfuerzo que haga el estado en marcar la cacha de forma virtuosa como de los privados de admitir correr riesgos", disparó el presidente de CADER.

Y es que desde la firma del Acuerdo de París, Argentina va a tener que mostrar casos concretos de mejora y no solo buena intenciones mediante comunicaciones internacionales. Los productos nacionales se enfrentarán a barreras comerciales en caso de incumplimiento de las condiciones de intensidad energética o huella de carbono, por ejemplo. "Lo mejor que podemos hacer es tratar de ser más eficientes de lo que somos ahora lo más rápidamente posible", sintetizó el ingeniero.

Los grandes consumidores pueden empujar esta revolución y están contemplados en la ley donde las modalidades de cumplimiento se diferencian de acuerdo al tipo de miembro que se trate. Es así que a los grandes usuarios se les exige que el 8% de su propia demanda sea renovable, ya sea autogenerada, por compra a un tercero o al estado por orden y cuenta de ellos.

De cumplirse con el objetivo de alcanzar el 8%de la matriz, en 2017 se dejarán de emitir 6,5 millones de toneladas de CO2. Para ello hay que analizar lo que en la realidad se desplaza en función de la ejecución del plan. Lo primero que se busca suplir es el modelo energy delivery de CAMMESA que compra energía por contratos de entre US$200 a US$1.000 y lo vende entre US$ 40 y US$80. "Ese subsidio es absolutamente regresivo porque estamos subsidiando combustibles fósiles que no deberíamos usar y que no tenemos y que importamos y genera poco trabajo y se despilfarra aguas abajo", remarcó Álvarez.

Así, hay que racionalizar el consumo y en base a esa torta de demanda, generar la oferta de la forma más limpia posible. Pero para su masificación en el contexto de hoy con el subsidio a los fósiles, hay que sincerar todos los precios o subsidiar parte de las renovables para que esté a la altura y se presente como una alternativa competitiva.

También se necesitan incentivos económicos y parte de la expectativa radica en la Ley de Energía Distribuida. Hay alrededor de nueve proyectos referente a la misma en Diputados y Senadores y se busca unificarlos a todos. La idea es un modelo mixto que permita al usuario recuperar la inversión que financia la banca pública en los primeros cinco años y un ahorro en la factura durante los diez siguientes al inyectar energía a la red al mismo precio que se compra a la red.

Deja un comentario
Artículo Anterior

Diálogo multisectorial para alinear los ODS en agendas públicas y privadas

Artículo Posterior

Grupo Arcor dio a conocer su nueva Estrategia de Sustentabilidad en su 11º reporte

Total
0
Share