Con sede en Alemania finalizó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Con un dejo de gusto a poco en general, la Argentina sobresalió gracias a su renovado compromiso. Y algunas ONG ya la señalan como el rumbo a seguir.
Con un quórum y una unión de voluntades récord, diciembre fue una fecha histórica a nivel mundial con la concreción por parte de 195 países del Acuerdo de París. Y seguida a la firma del documento en abril pasado, se dieron a la tarea de tener que poner en práctica ese espíritu. Con esto en mente, se llevó adelante la Reunión de Negociación en Bonn, persiguiendo un objetivo que no suele ser lo más habitual en las charlas de Naciones Unidas.
"Las principales delegaciones se encuentran en un momento bastante novedoso para lo que son las negociones en el marco de las convenciones de cambio climático. Hace años venían negociando el qué en base a un texto y reglas que venían siendo consensuadas. Esta primera reunión post París los pone frente al desafío de cómo implementar todo eso", expresó Virginia Vilariño, Coordinadora de Clima y Energía del CEADS que participó del encuentro.
Pero en lo que fue la única ronda formal que separan la COP21 de la venidera en Marrakech, los resultados dejaron qué desear. Si bien la convocatoria de Alemania representó un buen paso adelante en la adopción de un mapa de ruta para el trabajo futuro, la sensación generalizada es que quedó corta en el avance de discusiones técnicas y de medidas concretas. "En Bonn se hizo el check list de lo que hay que hacer, pero no hubo definición de nada", opinó Vilariño.
Y en esto, una de las mayores trabas fue la falta de claridad. Si bien varios de los estados de más importancia en términos de nivel de emisiones comprendían lo que implicaba su contribución nacional, no fue así para todos. "Hay muchos países que no tuvieron el tiempo, la capacidad suficiente y el ejercicio de diálogo con todos sus grupos de interés internos para construir una contribución a gusto y les ganó el apuro de tener que presentarla. Recién ahora están tomando real dimensión de lo que se firmó", explicó la representante del CEADS.
Esta falta de atención a la letra chica se tradujo en que las diversas partes se encontraran en Bonn sin saber cómo bajar ese número general a la realidad de cada uno, cada contexto económico, determinar los marcos de regulación, las políticas de financiación que se necesitan y de dónde va a venir el dinero.
La grata acogida de la nueva Argentina
En este entorno de tibieza, nuestra comitiva nacional formalizó su tan anunciado cambio de postura por uno más proactivo en el que va a asumir lo que le corresponde en el escenario mundial. "En muchos portales se comentó mucho como un gran ejemplo que deberían seguir muchos otros países. Se habla del enfoque de Argentina y el momento de bailar el tango y que los bandoneones suenen haciendo alusión a la postura y contagien a otros países para que incrementen su ambición antes de lo previsto", comentó Vilariño.
Esta decisión no fue beneficiosa solo para las otras partes. Como parte de un grupo intransigente, hasta ahora la delegación se había visto relegada en la definición de distintas cuestiones."La anterior postura nos llevó a quedar fuera de muchos temas. Hoy de alguna manera es volver al mundo y volver a sentarse en las mesas de negociación donde se van a atender las líneas de acción a futuro para todo el mundo. Es indispensable estar en ese diálogo en el que habrá que negociar, defender los intereses nacionales y estar atentos a los posibles riesgos y oportunidades que esta agenda climática ofrece a Argentina", recalcó la coordinadora.
Pero esta faena no es exclusiva del estado argento, sino que compete a los demás por igual. "En esta agenda estamos todos involucrados y un primer paso indispensable sería formalizar la participación de los diversos actores", puntualizó la vocera del CEADS.
Un aporte multidimensional
Es por eso que en Bonn, en paralelo a las charlas convencionales, se llevaron adelante foros multistakeholders, considerados un input de gran valor para los negociadores, en un proceso de ida y vuelta formal e informal. Y es que resulta imprescindible que los foros intergubernamentales empiecen a generar relaciones y sinergias con otros estamentos de Naciones Unidas y otros actores.
En este sentido, la Agenda Global de Acción Climática se ve como una aliada clave. El grupo nuclea a gobiernos locales, empresas y entidades financieras y de inversión que hacen de manera voluntaria sus compromisos y metas. "Esta agenda fue reconocida en texto de París y se espera que ahora en Marruecos tenga un protagonismo todavía mayor y que pueda interactuar más con el cuerpo de negociación convencional de la COP y ayude a transformar estas plataformas de negociación, conocimiento y diálogo a plataformas de implementación", disparó Vilariño.
Entre las distintas partes que pueden hacer su aporte, el rol del sector privado se viene destacando desde hace tiempo. "Desde las últimas negociaciones de las últimas COP el sector empresario viene teniendo un rol muy activo a través de las distintas organizaciones internacionales que las nuclean y ya en el Acuerdo de París se reconocen explícitamente. De acuerdo del texto nada de lo acordado se puede lograr sin su participación activa, apoyo y compromiso", destacó la vocera.
Esta expectativa sumada al hecho de que en Bonn no se contabilizaron grandes avances, pone la mira sobre Marrakesh en noviembre, en especial si se toma en cuenta que 2016 se considera fundamental para mantener el nivel de compromiso que se mostró hasta ahora. Hay que definir mecanismos, guías y reglas de acción verificación y reporte. "La COP en Marruecos se anticipa desde distintos grupos de interés como la COP de la acción. Tiene esa carga de tener que ser la COP que muestre acciones concretas de mitigación, adaptación y de apoyo financiero", subrayó Vilariño.
"Contamos con que el apoyo de todas las partes a la COP22 traduzca nuestra solidaridad y esperanza en acción para nuestras futuras generaciones y el planeta. Y estamos convencidos que el éxito de la COP22 se basará en la contribución activa de cada uno de nosotros", alentó Salaheddine Mezouar, Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de Marruecos y el presidente asignado para la COP22 .