En esta cumbre de finanzas climáticas y con el acento puesto en la urgencia de la acción, la tarea fue asegurar que el dinero se mueve hacia las inversiones necesarias para la transición a un desarrollo bajo en carbono.
A dos años de la firma del histórico Acuerdo de París y nuevamente en la capital francesa, Emmanuel Macron, el Presidente francés; Jim Yong Kim, el Presidente del World Bank Group y António Guterres, el Secretario General de Naciones Unidas unieron fuerzas para abordar la emergencia ecológica de nuestro planeta y hacer un llamado a líderes internacionales y ciudadanos comprometidos con el fin de recordarles la urgencia de adoptar medidas contra el cambio climático.
Fue así que el 12 de diciembre se llevó adelante la One Planet Summit bajo la premisa de que ya llegó la hora de la acción. De esta forma reunió a 50 jefes de Estado y Gobierno además de altos representantes del mundo financiero para asegurar que el dinero se mueve hacia las inversiones necesarias para la transición a un desarrollo bajo en carbono.
“Rechazo una doble fatalidad. La que dice que hay un calentamiento global contra el que no podemos hacer nada y la que dice que el mundo no nos permitirá tomar decisiones profundas”, alentó Macron.
Tres objetivos y un compromiso en común: actuar de manera conjunta
Adaptación, mitigación y movilización. Esas fueron las palabras claves que se discutieron y fueron promovidas por los tres co-organizadores del evento. En este sentido, el espacio apuntó a encontrar nuevas formas de financiar la adaptación de nuestras formas de vida hacia las transformaciones que son inevitables, acelerar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y asegurar que las problemáticas climáticas sean centrales al sector financiero.
Así, el martes pasado se presentó como una alianza de cientos de líderes globales de todos los sectores determinados a demostrar el poder de la acción colectiva en esta lucha contra el cambio climático.
“El tren del clima no espera. Embarque de inmediato. No hay un plan B”, apuró Guterres.
Bajo esta consigna, el debate se desarrolló en cuatro mesas redondas que juntaron a políticos con investigadores científicos, ONG´s y personalidades mediáticas internacionales: Escalar el financiamiento para la acción climática, Financiamiento verde para negocios sostenibles, Acelerar la acción climática local y regional y Fortalecer las políticas para una transición ecológica e inclusiva.
Y en los foros se habló más de políticas locales y de banca e inversiones que de los últimos hallazgos en la ciencia climática o de negociaciones diplomáticas.
“Es algo que aprendimos de China: allí la única fuerza capaz de sacar 88 millones de personas de la pobreza fueron las fuerzas del mercado. Acá necesitamos algo igualmente histórico, y la única manera de hacerlo es lograr que los inversores y los financieros entiendan que al mismo tiempo pueden ganar dinero y hacer algo poderoso para el mundo invirtiendo en proyectos de adaptación y mitigación del cambio climático”, exhortó Jim Yong Kim.
Además de los cuatro paneles que apuntalaron los temas candentes del día, en el corazón de la cumbre, se presentaron una veintena de proyectos que pusieron en evidencia que existen las soluciones globales y locales concretas para encarar los desafíos que se nos presentan. La idea fue que sirvieran como fuente de inspiración alrededor del mundo y se hizo evidente la necesidad de que se potencien y escales.
El vacío estadounidense Si hablamos de ausencias, no acudieron ni la canciller alemana, Angela Merkel, ni el presidente ruso, Vladímir Putin, ni el líder chino, Xi Jinping, pero el faltazo que dominó la reunión fue la del presidente estadounidense, Donald Trump. El Gobierno de la primera potencia económica mundial y segundo emisor de gases contaminantes después de China, estuvo representado por un alto funcionario de la Embajada en París, Brent Hardt. Sin embargo, la sociedad estadounidense y su sistema político en toda su complejidad sí acudieron. Empresarios, filántropos, gobernadores y otros políticos dieron el presente con un mensaje hostil hacia su mandatario. “Ha adoptado una decisión que no se basa en los hechos, ni en la ciencia, ni en el sentido común. Es una decisión autodestructiva. El pueblo americano mantiene el compromiso”, disparó John Kerry, ex-Secretario de Estado que participó como miembro de la administración de Barack Obama en la negociación del acuerdo de París. |
Las voces corporativas, presentes
Pero todavía queda mucho para hacer para alcanzar las metas y a lo largo del día se anunciaron nuevos compromisos. En esta línea, 54 multinacionales y diversas organizaciones internacionales suscribieron la International Business Declaration. La declaración urge al G20 a adoptar objetivos más ambiciosos para mitigar el calentamiento global. Y para hacerlo realidad, piden que se eliminen los subsidios a los combustibles fósiles de manera progresiva al 2025.
Firmada por nombres como Adidas, Diageo, Epson, Interface, H&M, Michelin, Natura, Puma, Unilever y Virgin, el texto señala que el margen fiscal derivado de la supresión de subsidios debe destinarse a inversiones en economía baja en carbono, renovables y eficiencia energética.
En el manifiesto participan diversas organizaciones multilaterales como The Climate Group, We Mean Business, Corporate Leaders Group y CDP y exige a los gobiernos que desarrollen una estrategia de descarbonización de su economía y una revisión al alza de sus compromisos formales, las Contribuciones Nacionalmente Determinadas.
Siguiendo con el compromiso corporativo, cerca de 20 empresas, entre ellas Unilever, Diageo, Marks & Spencer y Virgin, anunciaron que se sumaron a la Powering Past Coal Alliance. Se trata de la alianza internacional que lideraron Reino Unido y Canadá en la COP 23. En la misma, 18 países y cinco provincias canadienses y los estados de Washington y Oregon se comprometieron a retirar el uso del carbón para combatir el calentamiento global.
Los nuevos miembros de la alianza acordaron que la energía tradicional del carbón debería ser eliminada para 2030 en las naciones ricas y para el 2050 en otras partes del mundo.
Las empresas se comprometieron a establecer objetivos para terminar con el uso del carbón tanto para su consumo como combustible como para la generación de electricidad. El carbón podría seguir desempeñando un papel, por ejemplo, si las emisiones de gases de efecto invernadero fueran capturadas y enterradas.
La presión para luchar contra el cambio climático también llega desde los fondos de inversión. Durante la cita parisina, un grupo de 225 fondos que gestionan activos por valor de más de € 22,4 billones lanzó la Climate Action 100+.
La iniciativa apunta a presionar a las que consideran las 100 compañías internacionales que más emisiones de gases de efecto invernadero emiten. Y entre las cabezas que la impulsan, se destacan HSBC o el fondo de pensiones de los trabajadores públicos de California (el mayor de su tipo en Estados Unidos) que ya ha retirado sus inversiones de las centrales de carbón.
A la hora de armar el listado del centenar de compañías, tuvieron en cuenta sus emisiones directas e indirectas y las que están asociadas a los productos que elaboran. Hay por supuesto grandes petroleras como ExxonMobil, BP, Imperial Oil, Gazprom, Shell o Total. También se cuentan grandes eléctricas al estilo de ENEL o General Electric Company.
Tampoco hubo sorpresas con la aparición de fabricantes de automóviles como Fiat, General Motors, Ford, Nissan o Volkswagen o de aeronaves como Airbus y Boeing. Y es que el sector energético e industrial es el responsable de más del 85% de las emisiones generadas por el ser humano de CO2. Sin embargo, también se incluyeron gigantes de otros sectores como Nestlé, Panasonic o PepsiCo.
Así, los fondos de inversión les piden que tomen medidas para reducir sus emisiones y que esos planes sean coherentes con el objetivo del Acuerdo de París. También exigieron que mejoren la información que ofrecen a sus inversores sobre cómo puede afectar a sus planes de negocio el cambio climático.
A la iniciativa se le unieron anuncios concretos de desinversión, como los de la aseguradora AXA o el banco ING. Las dos entidades retirarán su dinero de las empresas que se dediquen mayoritariamente al negocio del carbón. Paralelamente, estas empresas anunciaron su intención de aumentar sus inversiones en renovables.