Federico Böttcher Sorondo, Gerente de Comunicación Corporativa y RSE de San Miguel, nos cuenta todos los detalles del segundo ciclo del Programa GERMINAR que tiene a las mujeres rurales como protagonistas.
Con las mujeres de comunidades rurales como protagonistas, la compañía de cítricos San Miguel dio inicio al segundo ciclo de su Programa GERMINAR en Tucumán. La empresa que se fundó hace ya más de 60 años creció y se solidificó sobre todo a partir del gran lugar que ocupa la región en el mercado mundial del limón: la provincia es responsable nada menos que del 60% del procesado global.
"Es una economía regional muy potente, muy protagónica. Desde allí es que las empresas que somos líderes en el sector también tenemos una responsabilidad social muy fuerte y todo este crecimiento de las compañías tiene que estar acompañado del crecimiento de la comunidad", comentó en esta entrevista radial Federico Böttcher Sorondo, Gerente de Comunicación Corporativa y RSE de San Miguel.
Guiados por este espíritu, en respuesta a necesidades concretas de los integrantes de las colectividades locales, desarrollaron junto a la Fundación Cultural del Norte esta iniciativa que atiende específicamente a tres de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible: Erradicación de la pobreza (ODS 1), Reducción de las desigualdades (ODS 10) e Igualdad de género (ODS 5).
"Todo tiene que ver con llevar desarrollo a la comunidad donde estamos y que por si alguna razón, San Miguel desaparece, que la comunidad de alrededor esté mejor de lo que estaba cuando nosotros llegamos y que no dependa de lo que San Miguel pueda o no pueda darle, sino que tenga las herramientas para autodesarrollarse y aprovechar sus propias capacidades", reflexionó Böttcher Sorondo.
Así, promueve a Mujeres Emprendedoras en la provincia de Tucumán. Al tratarse de comunidades tradicionales, en la mayoría de las familias son los hombres quienes trabajan, mientras las mujeres se dedican al cuidado del hogar."El objetivo fue darles a estas mujeres, a estas madres de familia, una oportunidad para que desarrollen sus capacidades y además generen un nuevo ingreso para su hogar", contó el gerente.
Jaque a al statu quo
En este contexto, el proyecto apuntó a poner en jaque roles y concepciones arraigadas. "Es sobre todo un cambio cultural y un cambio de la misma concepción que cada una de ellas tiene en su cabeza de poder decir: 'yo puedo'", remarcó el entrevistado. Es por eso que en una primera etapa, concretada en 2016, participaron 120 mujeres en talleres bajo un marco de empoderamiento de ellas como figura social, mejorando su autoestima en primer lugar así como sus habilidades y competencias para su incorporación al mercado laboral.
Ya en 2017, el espacio de formación tuvo como meta ayudar a las a generar su propio micro-emprendimiento. "Lo lindo de esto es que muchas se fueron entusiasmando y fueron viendo que realmente lo que sabían hacer podía transformarse en un ingreso y en un buen negocio", apuntó el ejecutivo.
Este año, el programa inició su segundo ciclo de acompañamiento a los 37 emprendimientos que se concretaron, para que sigan creciendo, accediendo a mayor capital y generando nuevas oportunidades. "A medida que uno va desarrollándose, poniéndose objetivos, armando un plan de negocios, también empiezan a crecer los desafíos, los miedos y las necesidades", expresó Böttcher Sorondo.
Para escalar las posibilidades, las alianzas fueron claves. Además del trabajo conjunto con la Fundación, se sumó la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). A eso le siguió la colaboración y compromiso del Ministerio de Producción y del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Tucumán, así como del Municipio de Famaillá y algunas Comunas.
"Después de todo el camino recorrido, el proyecto sigue creciendo y más mujeres se siguen sumando", celebró el entrevistado. Para impulsar esto, la compañía abrió una nueva convocatoria en las localidades de Famaillá y Burruyacú.
En paralelo, bajo el nombre de "GERMINAR Jóvenes", trasladó la iniciativa a alumnos que están terminando el secundario. "El fondo social es el mismo: poner en la cabeza de los chicos la posibilidad que ellos tienen de hacer cosas por sí mismos", alentó el gerente.