Gabriela Agosto, Secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional de Políticas Sociales, hace un balance de los avances en la agenda local de ODS y anticipa la presentación de un informe voluntario de avances en julio en Naciones Unidas, junto a otros 28 países.
Luego del compromiso asumido en septiembre para adoptar la nueva agenda de desarrollo sostenible plasmada en 17 Objetivos, llegó el momento de la acción. Este año, Argentina, al igual que los otros 192 países que se adhirieron a esta iniciativa de Naciones Unidas, comenzaron la bajada de los ODS a su realidad nacional.
Durante este año, y liderado por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNPCS), el trabajo en Argentina se focalizó en la priorización de las metas críticas para nuestro país y el trabajo en áreas estratégicas, de la mano de seis comisiones integradas por los distintos ministerios.
En esta entrevista, Gabriela Agosto, Secretaria Ejecutiva del Consejo, hizo un balance de la gestión y anticipó lo que se viene en 2017. La consolidación del informe final con metas e indicadores, y la presentación de un informe voluntario sobre avances en julio próximo en Naciones Unidas en New York, junto a otros 28 países, entre los principales desafíos.
¿Qué significa para Argentina esta nueva agenda de desarrollo sostenible?
Acabo de llegar de Naciones Unidas de la última reunión preparatoria para la presentación que Argentina va a hacer en julio. Estamos muy motivados con esta agenda que es la nueva agenda que impulsa Naciones Unidas en pos del desarrollo a quince años. Esto continúa los Objetivos del Milenio (ODM) que terminaron en 2015.
Y esta es una agenda que es mucho más ambiciosa porque toma las tres áreas de desarrollo: la económica, la social y la ambiental. También plantea que la perspectiva del desarrollo no puede ser pensada solo desde los estados, sino desde las políticas de gobierno en donde tienen que tomar la participación y el protagonismo de todos los actores. La sociedad civil, la academia y el mundo empresario son clave en el desarrollo.
Mencionabas la presentación del informe voluntario de avances que hará Argentina en el High Level Political Forum de julio en New York, junto a 28 países más. ¿Cómo se están preparando?
En Argentina vinimos de la preparatoria y estamos bastante bien. Son 17 objetivos, 169 metas, otros tantos indicadores y cada país tiene que priorizar sus metas y sus objetivos, y adaptarlos a la realidad local.
Durante todo el año 2016, estuvimos trabajando con los 20 ministerios y el INDEC para poder priorizar las metas y establecer parámetros de actuación. Hay que recordar que esta no es una agenda de gobierno, sino es una agenda de Estado, una agenda que supera la administración de un presidente y nos compromete como país. En ese sentido, la priorización tiene que ser muy a conciencia.
Cita en New York La cita será en New York entre el 10 y 19 de julio. Allí Argentina integrará el grupo de 29 países que compartirá sus avances y experiencias en esta Agenda 2030. De la región, también presentarán sus casos Chile, Uruguay y Brasil. El grupo se completa con naciones de todos los rincones del planeta como India, Italia, Dinamarca, Afganistán, Nepal, Malasia. En el 2016, el primer grupo estuvo compuesto por 22 países y en su presentación todos menos unos, mencionaron al sector privado como un actor clave desde su aporte. |
En ese trabajo todos los ministerios participaron. Y el INDEC, que no estuvo en las negociaciones previas, también. Estamos definiendo indicadores, definiendo metas y definiendo también líneas de base que nos permitan hacer efectiva esta agenda. Para el mes de julio ya vamos a tener todos los indicadores para presentar y también vamos a tener algunas actividades de trabajo coordinado con la sociedad civil.
En el evento de Cancillería, no se presentó el infome final con metas e indicadores. ¿Cuándo estará esa información consolidada?
Se hizo primero una instancia de priorización, esa priorización se hizo sobre las bases de tres indicadores: Pobreza cero, Lucha contra el narcotráfico y Unión de los argentinos. En ese marco se hicieron seis comisiones de trabajo. En esas comisiones, el Consejo priorizó algunos indicadores y esos indicadores fueron testeados por los ministerios que son los responsables de llevarlos adelante.
En este momento, cada ministerio está cerrando su adecuación, pero además está haciendo una observación participativa de los indicadores ¿Por qué? Porque la idea es que cada agenda tenga un proceso participativo y la sociedad civil, el mundo empresario y la academia puedan decir algo sobre esto. Cada ministerio es el responsable de generar sus mecanismos de participación en el sentido de dar a conocer los indicadores priorizados y las metas definidas.
A esto nosotros lo llamamos el proceso de transversalización de la agenda, es decir, la mirada participativa de la agenda con mirada además de género, de discapacidad, estamos también mirando lo rural y urbano, estamos pensando una agenda que tenga como protagonista la población migrante. Y también que pueda ser mirada por tramo de edad, es decir, no solo desde su ámbito económico, social y ambiental y de integración entre ellos, sino también cómo la agenda ODS y sus metas impactan en la población joven o infantil o en los adultos mayores.
Todo ese proceso metodológico que es bastante estricto conlleva también un proceso político de definiciones y de componente participativo.
¿Después ustedes consolidan toda esa información?
Nosotros como Consejo somos los encargados de la coordinación, pero realmente los que hacen la Agenda 2030 son todos los ministerios en tanto agenda de gobierno y después en tanto agenda nacional, todos los actores que constituyen el espectro político nacional, el espectro político social.
Es más, nosotros ahora tenemos una actividad pendiente para el mes de marzo que para mí es súper interesante porque se está afianzando cuál es el componente ético de la agenda. En ese sentido, vamos a hacer con los credos, con las iglesias, para ver qué está detrás de esta concepción de desarrollo que plantea la Agenda 2030. Esta agenda es económica, es ambiental, es social, pero también tiene un fuerte contenido ético y político.
Una vez que esté este proceso hecho y una vez que esté todo validado, ¿habrá una presentación previa local acá?
Sí, puede ser que la hagamos. Para mí y para el Consejo, lo que queremos es que sea súper sistemático porque si sentamos bien las bases del proceso, va a ser mucho más fácil después para todos los que lo lleven adelante. Cuanto más sistemático sea, cuanto más rígida sea la modalidad de seguimiento, va a ser más fácil el proceso de monitoreo de la agenda.
Entonces esta parte es como la cocina más difícil y después que ya estén los indicadores, ya estén los medios de implementación, va a ser más fácil el seguimiento.
Si tuvieras que ponerle fecha, ¿en julio estaría todo?
No, en julio presentamos todo lo que haya, tampoco queremos apurar procesos. En el mundo, ni siquiera los países más desarrollados tienen todos los indicadores para hacer el seguimiento. El tema es la falta de datos. Datos económicos y datos sociales generales casi todos los países algún dato con mayor o menor calidad poseen, pero hay un montón de indicadores que la agenda está planteando fundamentalmente medioambientales o de sustentabilidad que tenemos que desarrollar como país y en ese sentido es arduo el trabajo.
¿Las metas a priorizar ya están identificadas?
Sí, hay una apreciación de alrededor 90 metas, pero esto es participativo y falta que termine el proceso de transversalización participativo porque tal vez hay algunas que no están planteadas en la agenda, pero sí son importantes para la Argentina. Esto tiene que ver con el proceso de adaptación y priorización que cada país debe darle.
Yo creo que para el mes de julio o incluso antes ya vamos a tener la agenda consolidada, lo que pasa es que es una agenda dinámica y puede pasar que algún indicador pueda subir o pueda bajar. Pero la estructura de la agenda, la deberíamos estar teniendo para el mes de abril.
Me acuerdo que el año pasado cuando se presentaron estas experiencias pilotos de 22 paises. Todos menos uno mencionaron el rol del sector privado como clave. ¿Cómo ves el papel de las empresas y la posibilidad de articulación?
En Nueva York estuve reunida con el representante de Pacto Global y estaban hablando de eso: que en realidad hoy no está muy claro. Es nueva esta agenda en términos participativos y de coexistencia de actores, en términos de co-responsabilidad.
Lo que él me decía, y yo estoy muy de acuerdo con él, es que el debate en cada país va a depender de la profundidad de debate que quieran darse el sector privado, el estado y la sociedad civil. Vos podés dejar la responsabilidad social solamente en el marco de la RSE en las empresas o podés plantear cuál es el rol de la empresa en la creación de empleo y de empleo digno.
Entonces estas metas y estos indicadores que cada área y que cada sector se dé, va a depender de la madurez política y ética de cada país. En Argentina, es bastante promisoria la participación del sector privado porque ya generaron indicadores. El Pacto Global lo lidera de una manera protagónica. Pero el debate también va a depender de la adultez del sector empresario argentino.
En el estudio sobre ODS, que desarrollamos junto a Rigou Consultores, el mundo corporativo surge como un socio de gran interés para el Estado.
Ya hoy para el tema de movilización y adaptación lo tenemos y el Pacto Global es clave en esto, porque además es un tema de Naciones Unidas para el sector empresario. Lo que tenemos que darnos es el debate más profundo como país, porque esto es una agenda de desarrollo. Entonces tenemos que plantearnos qué modelo de desarrollo queremos y cómo el sector privado va a colaborar con ese modelo.
La agenda nos permite a nivel de estado y de país repensarnos en el presente y en el futuro. El sector privado debe liderarlo y posicionarse como un actor clave en materia desarrollo. Creo que lo está haciendo y la agenda es la excusa perfecta.
¿En qué estado está la bajada local a las distintas provincias y municipios?
Esa es otra de las líneas claves: la agenda es una agenda nacional, pero solamente puede darse en el marco de una agenda que tenga correlato a nivel territorial, a nivel de provincia y municipio. En ese sentido, la Argentina también está haciendo grandes avances.
Ya firmamos con diez provincias y hay otro tanto que está esperando poder firmar para empezar su proceso de adaptación y priorización. En ese sentido, el tema federal y la territorialidad de la agenda es fundamental.
¿Por dónde pasa el principal desafío para el año que viene?
Yo creo que el desafío pasa por ir cerrando la agenda, viendo los indicadores, estableciendo los datos de línea de base de dónde estamos y adónde queremos ir. En términos metodológicos es eso.
En términos de sensibilización de la opinión pública, es dar a conocer la agenda y que todos los sectores que constituyen el espectro nacional estén sensibilizados y que entiendan que el desarrollo no es económico, sino también es social y ambiental.
Por otro lado está el tema de los costos. Una vez que tengamos definido qué queremos, cuánto va a costar. O el mismo proceso, cuánto va a costar esta agenda porque esto requiere de inversión pública y de inversión privada. Esta es una situación no menos importante: ¿Cuál es el costo de esta agenda a quince años? ¿Adónde vamos a tener que invertir para que los objetivos que hoy nos pongamos los podamos cumplir?
Es que en el fondo cuando Naciones Unidas promueve esta agenda está indicando dónde van a estar las inversiones durante los próximos quince años.
Exactamente y por eso dónde pone la empresa el ojo de la RSE, dónde pone el ojo en el tema salarial, dónde pone el ojo en el tema de la sustentabilidad y el medio ambiente. Esto también, el lucro en dónde va a estar, cuál es el límite o no límite, dónde va la reinversión.
Esto tiene un montón de temas de agenda que gracias a Naciones Unidas y a los países que suscribieron se ponen hoy en el eje del debate.
Y de estos 17 ODS, más allá del trabajo con los ejes de Pobreza cero, Lucha contra el narcotráfico y Unión de los argentinos, ¿hay alguno que nos toque más que a otros países?
Claramente, Pobreza cero y Lucha contra la Desigualdad es para mí el centro de la agenda. Es el centro de la agenda entendida como que la pobreza y la lucha contra la desigualdad no es solo económica, sino que es social y medioambiental.
Si entendemos que el desarrollo es un proceso integral, entendemos que esos dos objetivos son el resumen de la agenda.
Hay un tema que la agenda también plantea y que al sector empresario como la sociedad civil le cabe es el tema institucional. Esta es una de las primeras agendas de desarrollo que plantea Naciones Unidas donde toma la variable institucional: la lucha contra el narcotráfico, la lucha contra la corrupción, contra el crimen organizado, la separación de poderes. Es decir, es una agenda muy completa.
Pero para mí, lo más importante de esta agenda es el tema de pobreza cero y lucha contra la desigualdad. En todas sus formas, donde la desigualdad también es una desigualdad de género en términos etarios, en población migrante y no migrante, rural y urbano. Y el combate de la desigualdad es un tema que en nuestra sociedad está presente.
Como siempre digo, nosotros no somos el continente más pobre, sino somos el más desigual y eso habla mucho de nosotros. Y la Argentina no solo tiene que combatir la pobreza, sino también tiene que dar un combate fuerte contra la desigualdad.