De la mano del doctor Jorge Gronda, Umana se presenta como la alternativa a los modelos privado y público de la salud del país. Con 100.000 asociados ya se convirtió en el más grande de Jujuy.
El norte argentino es la cuna de una revolución en el sistema de salud que viene tomando forma hace años. Gracias a la visión del médico ginecólogo Jorge Gronda nació Umana en la provincia de Jujuy a mediados del 2006. Se trata de una iniciativa promovida entre la Fundación SER del doctor y la organización Njambre que busca democratizar la medicina, haciendo foco en las personas en situación de vulnerabilidad.
Pero la historia vio sus comienzos mucho antes. "Todo esto empezó hace veinte años cuando me fui de Buenos Aires a La Puna porque muchas mujeres se morían de cáncer de cuello uterino y la líder Rosario Quispe me pidió que vaya a ayudarlas. Ahí cambió mi vida, mi visión de la medicina, de la sociedad, de la economía y de mis valores. Tuve que desaprender todo", disparó el profesional.
Y es que en 1988, tras renunciar al hospital central de la capital jujeña, su plan era comenzar un criadero de vicuñas en la montaña. Estaba cansado de la forma en que sus colegas trataban a la población indígena y sentía que se estaba contagiando de los malos hábitos.
Sin embargo, su proyecto pastoril no duró mucho. En el altiplano, Quispe lo reconoció. "¿Usted es el doctor Gronda? ¿Usted es ginecólogo? ¿Usted sabe cómo se previene el cáncer de cuello de útero? Entonces déjese de joder con las vicuñas y venga a atendernos que nos estamos muriendo", recordó sobre cómo lo increpó la líder kolla.
Entender -y no imponer- las necesidades del otro
Fue así que ese mismo año fundó el Centro de Estudios Ginecológicos (CEGIN). Ante la demanda de las comunidades excluidas, ideó un sistema de giras rurales que llevó salud a los parajes más alejados.
"Yo era un médico tradicional: en la mañana hospital público, haciendo una medicina para pobres, con ética de pobres y estética de pobres, y a la tarde trabajaba para el ABC1. En el ABC1 no se me moría nadie porque todas se prevenían las enfermedades -de cáncer de mama, de cuello uterino-, no había embarazos no deseados, mientras que a la mañana se me morían todas, siendo el mismo médico con los mismos conocimientos.
Me daba cuenta entonces que o a la mañana no era yo o a la tarde no era yo, porque había algo ahí, una brecha. Entonces decidí que quería ser el de la tarde, quería darle la excelencia a esas mujeres, quería darles la misma medicina que le daba a la prepaga cara", reflexionó Gronda.
Pero la ginecología quedó rápidamente chica, sus pacientes querían que sus hijos y maridos también se atendieran. "Fue una cuestión de observación, aprendizaje y tener el corazón abierto para entender qué le pasaba a estas mujeres", sintetizó el visionario.
Con este desafío ideó un nuevo modelo de negocios, una tercera vía alternativa a los modelos público y privado, definiendo un precio justo. Lo bautizó Sistema SER y sumó a especialistas de la provincia. En 2003 surgió un sistema de pertenencia a través de la Tarjeta SER-CEGIN.
El fin era hacer accesible una atención de calidad e igualitaria a las familias de bajos ingresos. Los médicos no le pagaban ningún fee a Gronda y su equipo, lo que permitía mantener la cadena sin intermediaciones y a bajos costos: solo exigían la tarjeta. "Con $800 al año tenés la mejor mamografía, el test de HPV. Tenés a la población controlada, no se te enferma. Ese es el primer gran paso de apostar a la prevención y no a la enfermedad", ilustró el ginecólogo.
Sin embargo, pronto se hizo visible una gran problemática a cubrir: la referente a prestaciones médicas ¿Cómo hacerle frente financieramente a partos, accidentes, enfermedades catastróficas u operaciones más complejas? Después de ver cómo una de sus pacientes compraba un televisor en cuotas, SER incorporó el Banco de la Salud que le permitía al afiliado abonar mes a mes el costo total.
Nuevo nombre, mismo espíritu, mayor alcance
En todo este proceso Sistema SER se convirtió en Umana gracias a la alianza con Njambre, llegando a las 100.000 personas adheridas. "Somos el sistema de salud más grande de Jujuy", contó Gronda. Además del acceso a una red de más de 60 profesionales de 21 especialidades diferentes, cuentan con convenios con laboratorios y centros de diagnóstico.
Para ser parte, se paga una membresía anual de $ 100 que facilita la cartilla de prestadores donde se encuentran los precios de las consultas. Las mismos varían entre $90 y $200. La red también tiene adicionales como descuentos en farmacias, asesoramiento legal y seguro de vida. Este último es fruto del trabajo conjunto con Sancor Seguros por un costo extra de $50 anuales. Además, se está instalando en Salta y Tucumán y están replicando el modelo en Colombia.
"Umana va a ser el Uber de la medicina, vamos a romper una serie de intermediarios, de zonas de confort", adelantó optimista el médico.
El éxito, el reconocimiento internacional y los premios que ha recibido se debe a que este cambio de lógica se basa en dar una opción de alta calidad a aquellos que quedan excluidos en lugares donde el sistema público ha colapsado debido a su propia ineficiencia y el sistema privado no los tiene en cuenta al excluirlos con precios irracionales. Y desde Umana señalan que se trata al menos de un 30% de la población de Argentina.
"El problema no era económico, yo lo planteaba desde lo económico y lo pensaba así, como deben pensar los políticos demagógicos que dicen: 'la salud pública es gratis'. Eso es una mentira. El otro día me invitaron autoridades del gobierno para ver qué hacía. Estaban todos ahí y les pregunté: '¿Quién cree en la salud pública de excelencia?' y todos levantaron la mano, después pregunté: '¿Quién ama la salud pública?' y todos levantaron la mano, y les pregunté: ¿Quién tiene una prepaga?' y todos levantaron la mano.
Ahí hay una incoherencia muy grande, no puede haber dos sistemas. Imaginate que en la industria aeronáutica haya un sistema de aviones para el ABC1 y otro para los pobres. Te aseguro que de los aviones de los pobres se caerían dos por mes", denunció el entrevistado.
La tercera vía
La obras sociales prepagas son un sistema financiero complejo: se abona una cuota que varía entre los $2.000 y $7.000 mensuales según el plan y la empresa. La prestadora le paga la consulta al médico con bonos entre uno y tres meses más tarde de realizada la visita, con un costo financiero colateral significativo. Esto lleva a que los médicos cobren un sobre precio a quienes se acercan de manera particular. "Como no lo queremos al sistema y nos sentimos usados por el sistema de prepagas, cuando cae un privado, nos queremos reivindicar", confesó el profesional.
Es así que la persona paga mensualmente "ante la duda" de que le suceda algo, lo que no ocurre con aquellas pertenecientes a los estratos más bajos. "El concepto de seguro ellas no lo tienen, es un concepto de miedo que tenemos los de clase media y alta", expresó el fundador de Umana.
En lo que hace a la atención gratuita, el mismo Gronda tuvo que cambiar su forma de pensar. Y es que al principio, se sentía culpable de cobrarles. Pero cuando el 70% de las consultas en su consultorio eran gratis, no resultaba sustentable. Y fue nuevamente Quispe quien le recordó las falencias de un modelo paternalista: “Doctor, regalarles a los pobres no sirve”.
Fue con este constante aprender y desaprender que el modelo se siguió fortaleciendo. "No era un problema de plata, era un problema de respeto, de hacerlas visibles, porque no eran la base de la pirámide, estaban fuera de la pirámide. Y nosotros las metimos adentro de un sistema más sano", expuso.
De esta manera, la red beneficia tanto al afiliado como al profesional. Mientras que el doctor recibe directamente el pago del paciente, el asociado paga un costo lógico (entre el 50% y el 75% menos que un arancel particular) cuando desea atenderse de manera eficiente. "Creo que son nuevos modelos colaborativos y económicos que se vienen, que si no tenés cuidado, caés en el viejo modelo", puntualizó Gronda.
Pero así como ha recibido elogios alrededor del mundo, las devoluciones no siempre han sido positivas. De hecho, la atención negativa se ha hecho presente a ambos lados del espectro: mientras que algunos lo acusan de querer lucrar con la salud de las personas, otros le critican poner el lucro como un medio y no como un fin. "Cuando la prepaga no entiende lo que hago y el gremialista de la salud no entiende lo que hago, siento que voy por un camino nuevo, creo que voy bien, no soy ninguno de los dos", sostuvo.
De este modo, carga de un sentido mucho más profundo al término 'ambición'. "Nunca he sido codicioso, pero sueño con jugar en las grandes ligas: quiero que Umana tenga 20 millones de afiliados en Latinoamérica. Quiero jugar en las grandes ligas porque es el único lugar donde voy a poder transformar y me van a escuchar", expresó el entrevistado.