En constante evolución, y a prueba de crisis, estas entidades se siguen reinventando para convivir con las gerencias de RSE y sustentabilidad, con quienes coordinan su trabajo. Fundación Acindar, Fundación Arcor, Fundación IRSA, Fundación Prosegur y Fundación Renault, casos testigo.
Desde su aparición en el mundo corporativo, la noción de sustentabilidad se ha ido transformando. Y no es la empresa la única institución que ha cambiado a la par del concepto. Introducidas desde hace décadas en Argentina, las fundaciones empresariales han crecido, mutado y se han redefinido al compás de los cambios y en ocasiones anticipándose a ellos.
Creadas en general para canalizar la acción social que realizan las compañías, en nuestro país se trata de organizaciones consolidadas, con presencia de larga data: más de la mitad de ellas ronda o supera los 20 años de antigüedad. En este tiempo han recorrido un largo camino, tanto en lo que hace a su estructuración, así como en lo referido a las diversas etapas de la realidad social argentina.
"El valor de las fundaciones de empresa está dado por las contribuciones efectivas que hacen. Por el simple hecho de tener una fundación no se aporta nada. Se aporta cuando se hace algo significativo, que no significa que sea grande en términos económicos. Significativo es cuando es algo de valor para la comunidad, para la sociedad. Algunos creen que si no se invierte mucha plata no vale la pena y no pasa por ahí, sino por que genere una mejora: que el mundo esté mejor después de esa intervención", disparó Fernando Esnaola de Gestión Social Corporativa.
Pioneras en el terreno
Con esta visión, por iniciativa del fundador de Acindar, el Ingeniero Arturo Acevedo, se creó Fundación Acindar en 1962. El propósito que se mantiene hasta la actualidad era el de contribuir al progreso de las comunidades, prioritariamente aquellas en que la compañía estaba presente, apoyando proyectos que promovieran la educación como base para la transformación social.
Su larga trayectoria la ha vuelto una institución altamente especializada en la materia con un aporte que resulta difícil de suplantar. "Las empresas no están creadas para dedicarse única y exclusivamente a crear valor en la sociedad del modo que lo hace una organización sin fines de lucro, sino que tienen que crear valor creando valor para ellas mismas. La especialización que tiene una fundación le permite dedicarse con mayor profundidad y a veces dejar cosas de lado que la empresa no puede dejar", resaltó Cecilia Barbón, Directora de la Fundación Acindar.
También con una larga historia, en 1960 nació como Fundación Kaiser la organización que más tarde, junto con la llegada y el desarrollo de Renault a nuestro país, tomaría el nombre de Fundación Renault. De esta manera, se convirtió en la más antigua dentro del grupo a nivel mundial.
"El propósito era puramente altruista: perseguía distintas formas de intervenir en toda clase de iniciativas de carácter asistencial, hospitalario, educacional, intelectual, artístico, social, filantrópico y hablaba del bien común", comentó Ethel Zulli, Gerente de Sustentabilidad de Renault.
En lo que fue la década dorada del surgimiento de estas organizaciones, hizo su llegada Fundación Arcor en 1991 para promover el desarrollo integral de las comunidades donde actuaba. Encuadrada en la Política de Inversión Social de Arcor, la entidad ha hecho de los niños su prioridad. Y con la llegada de Instituto Arcor de Brasil en 2004 y Fundación Arcor Chile en 2015, se ha trabajado fuertemente en la perspectiva regional para tener una política única de inversión social.
"Arcor es una empresa grande pero tuvo su origen en una ciudad pequeña que es Arroyito y eso de alguna forma marcó la forma en que la empresa se relaciona con la comunidad donde está instalada. La fundación siempre tuvo como misión la infancia y la educación. Con la visión de que la educación sea una herramienta de igualdad de oportunidades para la infancia. Eso nosotros lo mantenemos hasta ahora no solo en la fundación argentina sino en las fundaciones pares en Chile y Brasil", apuntó Santos Lío, Gerente de Fundación Arcor.
Por su parte, Fundación IRSA se inauguró en 1996 con el propósito de apoyar y generar iniciativas relacionadas con la Educación, la Promoción de la Responsabilidad Social Empresaria y el Espíritu Emprendedor de los jóvenes.
"Las fundaciones formaron parte del proceso de evolución de las empresas en la sociedad y la comunidad y siguen cumpliendo un rol importante hoy. Siguen siendo muy activas y tienen un enorme potencial de alcance", destacó Paula Solsona, Directora Ejecutiva de Fundación IRSA.
En una época en la que la aparición de nuevas fundaciones no es usual, Fundación Prosegur, constituida hace 33 años en España, se lanzó en Argentina en este 2016. "Fundación Prosegur nació en ese momento con el objetivo de apoyar el mecenazgo artístico y muchos proyectos de investigación. Sin embargo, en la medida en que la compañía creció y se fue expandiendo y particularmente con su llegada al continente latinoamericano, la fundación y la empresa se dieron cuenta de que ese tipo de acciones realmente no impactaba a sus nuevos colectivos y que debíamos hacer un reenfoque mucho más inclinado hacia lo social", expresó Roxana Duran, Gerente de RSE y Fundación Prosegur Latam.
Con este reajuste, su accionar se centra en cinco programas a nivel nacional: Piecitos Colorados, Becas Talento para Escolares, Todos somos Piecitos Colorados, Viajes Solidarios y Apoyo al Talento Diferente.
Hablemos de impacto Ya se ha dicho que el valor de una fundación se da de acuerdo a la mejora real que genera en su entorno. En este sentido, las cinco entidades que han prestado su testimonio tienen su continuidad asegurada.
Fundación Acindar
Fundación IRSA
Fundación Renault
Fundación Prosegur
Fundación Arcor |
Fundación versus Área Corporativa de RSE
Pero no es solo la realidad externa la que lleva a la redefinición de las organizaciones, sino que a veces ocurre por cambios endógenos a las compañías. En Argentina, con el avance del siglo XXI y la proliferación del entendimiento de la sostenibilidad como algo transversal, puertas adentro de las empresas se dio un fenómeno que cobró rápido auge: el nacimiento de los departamentos de responsabilidad social. Con estos dos actores jugando en un mismo escenario, surgieron dudas sobre el papel de cada uno en la estrategia empresarial.
Con fundaciones ya maduras que canalizaban toda la inversión social, no existía una claridad sobre el área a la que pertenecían estos nuevos departamentos ¿Caían bajo el área de Relaciones Institucionales, Recursos Humanos, Marketing o Comunicación Institucional? Pero con estos planteos, el proceso para institucionalizar las gerencias también contagia a las fundaciones.
"Hay una búsqueda un poco más decidida de profesionalización del trabajo que tiene que ver con lo que está pasando con el sector a nivel país. Las fundaciones empezaron y están desde hace mucho, pero la búsqueda de profesionalización, de programas medibles y organizados, de un plan con objetivos y resultados es posterior. Esta etapa estamos más decididamente enfocados en encontrar nuevas formas de encarar el trabajo social, la responsabilidad corporativa y la sustentabilidad. Estamos muy abocados al diálogo con nuestras comunidades, ya no estamos definiendo programas de manera autónoma, sino que lo hacemos en conjunto con organizaciones sociales, ministerios y gobiernos que operan en las comunidades que intervenimos", especificó Barbón.
En una articulación que la mayoría llevó adelante de manera similar, fundación y gerencias de RSE establecen diálogos por múltiples vías: desde reuniones pautadas a encuentros por proyectos en común e intercambio por medios informales como los correos internos. La idea es la misma: no pisarse y potenciar el alcance al máximo.
"Esta redefinición se dio producto de un cambio de paradigma que se va a dar en el mundo empresarial en el que se empieza a caminar a pasos firmes hacia la sustentabilidad. Esta transformación va a ser la respuesta de un cambio cultural, un aggiornamiento en la demanda de la sociedad", asestó Zulli.
En medio de estos nuevos vientos, en 2011 se establece en Renault Argentina la Gerencia de RSE que toma en la gestión a la fundación y trabaja en los ejes Educación, Salud, Seguridad Vial, Medio Ambiente y Comunidad. En paralelo, la casa matriz desde Francia comienza a dar un marco simétrico a todas sus fundaciones bajo el nombre Fundación de Empresa Groupe Renault. De esta forma, independientemente de que cada una continúa avanzando en sus temáticas definidas, se las dota de cierto encuadramiento para dotarlas de una misma identidad.
En el caso de Acindar, con una fundación metida en el ADN de la compañía, el contacto se hizo natural en el día a día del trabajo desde la llegada del departamento cuatro años atrás."Nosotros trabajamos desde el inicio de la creación del área de una manera completamente coordinada", recordó Barbón.
Y este entendimiento resulta clave, en especial si se tiene en cuenta un grupo grande como el de IRSA. Reconocer y analizar dónde uno u otro puede hacer el mayor impacto, se vuelve fundamental. "Tratamos de ser estratégicos en los focos, en los proyectos que trabajamos o acompañamos de para tratar de expandir mucho más la llegada. Lo que hace una de las organizaciones no se vuelve a replicar. Esas sinergias dan muchas posibilidades de generar vínculos sostenibles en el tiempo. Eso de alguna manera es a lo que uno va tratando de llegar: proyectos de mediano y largo plazo donde cada uno aporta su expertise", detalló Solsona.
Con esta división, en ocasiones el target y los impactados por el accionar de uno y otro ayudan a delimitar la articulación. En Renault, así se dio tras la llegada de la Gerencia de RSE en 2010. "La fundación y el área de sustentabilidad recorren un camino conjunto y de aprendizaje continuo. Mientras que fundación pone el foco hacia el afuera, el área de sustentabilidad va a seguir celosamente el trabajo que está alineado al negocio y trabajando en el adentro", diferenció Zulli.
Delimitando el terreno
Es que la naturaleza de los negocios en las fundaciones está, pero las excede. La participación de una empresa con RSE es planear acciones en dirección a transformar esa gestión del negocio en prácticas sustentables en consenso con sus públicos de interés. Como recalcó Solsona desde su papel en Fundación IRSA, hoy las áreas de RSE están focalizadas en generar proyectos sociales y ambientales relacionados al core de los negocios de las empresas, en tratar de capacitar a los ejecutivos de los negocios para empoderar su gestión en términos de RSE, en predisponer a todos los públicos de ellos.
"La fundación empresaria tiene esos ejes en bienestar humano y en tecnología que no son focos directos que se trabajen en la RSE de la compañía. Se trata de que la fundación por su objeto tiene una ampliación que no necesariamente tiene que estar vinculado al negocio o al ámbito donde se desarrollan los negocios de la compañía. Los destinatarios son la comunidad en su conjunto, todos los sectores alcanzados por el objetivo de la acción definida por la fundación misma, en cambio en una empresa los destinatarios son todos los stakeholders: accionistas, clientes, proveedores, gobierno interno, sindicatos, gobierno corporativo, vecinos… La fundación puede apuntar a parte de ellos, pero no necesariamente", especificó Solsona.
Sin embargo, no son pocas las veces en que las acciones de estas entidades pegan de lleno en la casa matriz corporativa. Mediante la coordinación con los departamentos, se organizan iniciativas de lo más diversas, desde talleres y charlas a campañas de concientización. Desde su participación activa en "Empresas por la Infancia", las actividades de Fundación Arcor se replican desde hace dos años en las oficinas y plantas del grupo. "Estamos haciendo una fuerte orientación interna de lo que es derechos de la infancia dentro de Arcor".
Para Fundación Prosegur, el vínculo ha sido más íntimo. Esto se debe al hecho de que si bien la sucursal argentina se constituyó formalmente en el año 2013 y comenzó a operar en 2015, desde 2005 se viene trabajando en los cinco programas sociales desde el área de Responsabilidad Social Empresarial.
"Nosotros a pesar de ser una fundación, somos apoyados por y en la compañía y trabajamos en función de ello. Existimos y somos porque somos una fundación de empresa. La fundación está totalmente integrada la compañía, a sus políticas de Responsabilidad Corporativa y a su Estrategia. Todo lo que hacemos está totalmente alineado y aprobado por nuestra compañía", describió Duran. De esta manera, la entidad canaliza todo lo referente a las cuestiones culturales y sociales, mientras que el departamento corporativo lleva adelante todos los otros aspectos de la RSE.
Con fundaciones a lo largo de todo el globo, existe un ordenamiento que fija lineamientos y pautas para todas las entidades de Prosegur. Además de esta guía, existe un intercambio constante entre las instituciones pares. A través de reuniones periódicas de todos los equipos, conferencias telefónicas, sitios de consulta interna y aplicativo, las organizaciones pueden evaluar las buenas prácticas de cada una, ver cómo se implementan los proyectos en un país y tomar programas para aplicar, una vez acondicionados a las particularidades locales. "Nuestros proyectos son todos diseñados, desarrollados y gestionados por nosotros y eso hace de nuestra fundación un modelo único de trabajo un modelo único de trabajo", subrayó Duran.
Para Fundación Arcor, el panorama fue diferente. Como entidad, tiene dependencia en cuanto al sistema de gestión de la compañía. La Gerencia de Sustentabilidad creada en 2010 cuenta con tres áreas estratégicas: gobernanza y gestión de la sustentabilidad, relación con la comunidad e inversión social corporativa. Dentro de esta última se engloban las tres fundaciones del grupo.
Y si bien la comunicación y el entendimiento existen, la independencia de la institución es considerada decisiva. "Hay una tendencia a que las fundaciones trabajen más articulado con la empresa, pero nosotros tenemos muy en claro que no nos sirve ser un brazo de la empresa que hace la acción social. Nosotros somos una fundación de causa, perseguimos una causa y detrás de eso ponemos nuestros esfuerzos", sintetizó Lio.
Una apuesta en serio
Con este popurrí de organizaciones, en nuestro país se observa que la dinámica de creación de nuevas fundaciones en el nuevo siglo no ha tenido la misma fuerza que en el anterior y que este último ha sido un periodo de cierto estancamiento en el desarrollo del sector.
Sin embargo, esto en ocasiones se debe a que la vara para hacerlo es elevada. "Hoy hay un umbral de calidad muy alto dentro del mundo de las fundaciones empresariales que hace que si uno no lo alcanza, es mejor que no abra una fundación. Solo si una empresa está decidida a comprometerse a largo plazo con alguna causa social vinculada a su negocio relacionado a los territorios donde opera, se justifica crearla", describió Esnaola.
Así, construir una institución que tiene que tener ese propósito de bien público y sostenerla implica un cierto costo. Y no es solo una cuestión de gastos administrativos, legales y fiscales, sino de tiempo, recursos humanos y compromiso.
Un breve repaso En el origen y durante muchos años salvo unas pocas excepciones, las fundaciones fueron destinadas a hacer cosas por la comunidad totalmente desligadas al negocio o a la relación que podía tener esa empresa con la comunidad en general o en relación a su actividad industrial y comercial. La década de los 90 vio aparecer fundaciones con un perfil más profesional y más activo, y en ciertos espacios y círculos empezó a trascender su existencia. "Empieza a generarse un movimiento para tratar de mostrar que había muchas fundaciones de empresas que querían hacer un aporte en serio y profesional a la comunidad en tiempos en los que existía el prejuicio generalizado de que una empresa creaba una fundación simplemente para evadir impuestos", expresó Fernando Esnaola. En esta época dorada, surgen grupos tratando de nuclearlas, siendo el más reconocido el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE) que dio inicio en 1995. Frente a la fragmentación de plataformas territoriales y la enorme heterogeneidad de las fundaciones integradas, cada una con prioridades y agendas propias, las asociaciones de este tipo y el GDFE en particular busca promover y profesionalizar las iniciativas de inversión social privada. Con el advenimiento de la crisis del 2001 y el boom que tuvo el tema de la responsabilidad social aparece por primera vez de manera significativa, creciente y sostenida un compromiso de las empresas en Argentina por la situación social de involucrarse en colaborar. "Ante los problemas de hambre y necesidad extrema, no solamente la empresa como institución sino también los empleados se sensibilizan ante la realidad nacional", subrayó Esnaola. Esta preocupación queda en evidencia si nos enfocamos en el análisis de las tendencias temáticas. De acuerdo al "Estudio de Inversión Social Privada Local y Cooperación Internacional en la Argentina" de GDFE y RACI de 2013 (el más reciente en la materia), la educación es el tema prioritario del sector fundacional, con el 52 % de las fundaciones de nuestro país que lo incluyen como tema programático. El Top3 lo completan cultura con un 46 % de y los programas orientados a la reducción de la pobreza y la inclusión, los cuales constituyen la tercera prioridad con un 45%. A partir de ese momento, la profesionalización y profundización de las tareas ha sido el fin último. En este recorrido, la evaluación y medición de impactos, la generación de informes, la asociación con otras fundaciones y el trabajo articulado intersectorial han sido los mayores aliados. Desde fines de los noventa se generó un gran interés por promover la colaboración intersectorial en la región. Sin embargo, pese a reconocer su importancia, la posibilidad de hacerlo no depende solo de las fundaciones sino también del sistema político. Por un lado, mientras que en Argentina 73% de las fundaciones desarrolla su trabajo a través de alianzas con el gobierno, la mayor parte se da en el ámbito local. Y en cuanto al peso asignado a estas asociaciones, para las fundaciones locales la más baja calificación es la que se realiza con el actor público. Esto en parte se debe a la dificultad que implica este tipo de asocio, en cuanto a los otros actores como Organizaciones de la Sociedad Civil, otras fundaciones y academia. En este sentido, se fueron dando avances en el plano de la articulación temática como la Confederación de la Sociedad Civil. Fundada en 2012, se interesó por optimizar el rol social de las organizaciones sociales, incidir en políticas públicas de interés general, promover la generación de bienes públicos y fortalecer la institucionalidad democrática. Con el GDFE como uno de los fundadores, se han constituido cuatro mesas de trabajo (marco legal, fiscal y laboral; mejor educación para todos en Argentina; nutrición y hambre, y agenda federal), donde se están promoviendo prioridades para la acción y agendas comunes de trabajo entre los asociados. Otra estrategia que ha adquirido una gran fuerza es la incidencia en políticas públicas. Con esta estrategia se pretende influir en algunas de las fases del ciclo de las políticas en cualquiera de los ámbitos y niveles donde se generan las políticas. Como tema número uno en las fundaciones de Argentina, existen iniciativas de incidencia en torno a la educación como el Grupo de Compromiso con el Financiamiento Educativo o la estrategia de movilización e incidencia de Fundación Arcor. Esta última busca contribuir a instalar en la sociedad y en la agenda pública la importancia de trabajar a favor de la igualdad de oportunidades educativas para la niñez. |