Con la guía "Los Derechos del Niño y Principios Empresariales" de Unicef y Pacto Global como punta de lanza, las empresas empiezan a repasar los impactos de su accionar en la niñez, dentro de su agenda de sustentabilidad. Y con Arcor como pionera, la temática despierta interés local.
En nuestro país se cuentan más de 506.000 empresas registradas que abarcan aproximadamente 5.400.000 puestos de trabajo. Desde hace años se sabe que generan un impacto ineludible sobre la sociedad en general y sobre los derechos de la infancia en particular. Sin embargo, a pesar de los debates y el desarrollo de herramientas novedosas, la temática todavía no ha logrado tener un rol central dentro de las empresas y existen grandes desafíos pendientes.
Con el fin de remediar esa situación, en 2011, UNICEF, junto a Save the Children y a Pacto Global, creó “Los Derechos del Niño y Principios Empresariales”. Este decálogo repasa los potenciales impactos en la infancia causados por el accionar corporativo y contempla desde la erradicación del trabajo infantil, pasando por la fabricación y venta de productos seguros para los más pequeños hasta la importancia de conciliar la vida laboral y personal para asegurar el tiempo en familia.
“La idea era que estos Principios sirvan de inspiración y guía para todas las empresas, en cualquier parte del mundo, en sus interacciones con niños”, explicó Florencia Cafferata, Analista a cargo de Empresas por la infancia en Unidad Com. Pese a este lanzamiento y los avances que tuvo la materia, muchas compañías siguen sin entender por completo cómo integrar esta visión a su accionar corporativo.
Conscientes de esto y dentro de este marco conceptual, desde Unicef idearon una serie de workbooks para facilitar el compromiso de las organizaciones con el desarrollo de la infancia y la adolescencia. “Lo que surgió fue la aplicación práctica de estos Principios que tienen que ver con cómo las empresas actúan tanto hacia adentro como hacia afuera, y reconocer a los chicos como un stakeholder que tienen que tener en cuenta cuando hacen sus operaciones comerciales”, apuntó Pablo Ferreyra, Responsable de Alianzas Corporativas & RSE en Unicef. Así, empresas como Arcor y Sancor Seguros son pioneros en abordar la temática.
Mea culpa corporativa
Mediante el uso de estas guías, las empresas pueden hacer un proceso de autoevaluación y diagnóstico para determinar dónde están ubicadas y tomar acciones en base a ello. De esta forma, en 2012 se generó una etapa piloto a nivel mundial para su implementación. Se hizo una selección de 40 empresas, entre las que Arcor fue la única representante de Argentina y América Latina.
El interés por aplicar estos manuales fue parte de un continuum de la extensa relación de la compañía con Unicef y Empresas por la Infancia. “Para nosotros la idea central es que como actores sociales somos co responsables del cumplimiento de los derechos de los niños, con el Estado como garante. En este marco, es una oportunidad que tiene la sociedad en su conjunto de mejorarse a sí misma. Si logramos generar mejores condiciones en los derechos de la infancia, eso tiene una repercusión en la sociedad toda. La infancia es un indicador de cómo estamos como sociedad”, puntualizó Javier Rodríguez, Coordinador de Fundación Arcor.
Por su parte, Sancor Seguros se sumó a la movida a fines del año pasado. “El tema lo estábamos trabajando con algunos programas puntuales, pero no teníamos una herramienta que nos permitiera trabajar sobre indicadores concretos e integrarlos al negocio de esta manera”, destacó Betina Del Valle Azugna, Responsable de RSE en Grupo Sancor Seguros.
De esta forma, la compañía se volcó de lleno a la sistematización de indicadores GRI con nuevos requisitos de infancia, incluyendo la temática de la niñez en planes con proveedores, cláusulas de DDHH en contratos de su Centro de Innovación Tecnológico Empresarial y Social, entre otros. El objetivo es incluirlos en un trabajo transversal con todos los otros proyectos en los que trabajan.
Para hacer este tipo de evaluaciones, Unicef elaboró cuatro materiales prácticos: “Los Derechos del Niño en las Evaluaciones de Impacto”, “Los Derechos del Niño en Políticas y Códigos de Conducta”, “Los Derechos del Niño en Informes de Sostenibilidad” y “Los niños son asunto de todos: Manual de trabajo 2.0”. Este último se creó con el fin de integrar los derechos del niño en políticas corporativas, evaluaciones de impacto e informes de sostenibilidad, signados por las consignas de “respetar” y “promover”. “Este documento proporciona un marco, información práctica, ideas y ejemplos para ayudar a las empresas a entender la implementación de los derechos del niño”, comentó Cafferata.
Pero en lo que hace a la aplicación de las empresas, el avance lleva tiempo. Desde Empresas por la Infancia apuntan que se encuentran en un proceso de socialización y difusión. A través de diferentes acciones y encuentros, los principios trabajados hasta el momento son Marketing e Infancia, Maternidad y Paternidad Responsable en el Trabajo, y Ambiente e Infancia.
También con el fin de promover los Principios, Unicef realizó en 2014 un primer lanzamiento en sociedad junto al Ministerio de Trabajo de la Nación en el que participaron más de 100 organizaciones. A eso siguió una serie de cuatro talleres relacionados a las herramientas en los que se involucraron alrededor de 180 participantes del sector privado. “La idea era que las empresas empiecen a tomar un primer contacto con estas herramientas y materiales. Y desde ahora se hace un seguimiento de las que participaron de esta primera ola para ver cuáles comenzaron con el proceso de autoevaluación y de implementación, y en qué estado están”, resaltó Ferreyra.
Integración y continuidad, las claves
En medio de este contexto, el caso de Arcor resulta paradigmático. Tras realizar su autodiagnóstico, la marca detectó la necesidad de modificar la gestión del tema. Así, además de identificar áreas de mejora, el grupo decidió darle un enfoque holístico. “Se propuso conformar un grupo de trabajo formado por representantes de distintas áreas para elaborar propuestas de intervención y mejora a favor de los derechos del niño”, explicó Rodríguez.
Conformado en septiembre del año pasado, el comité desarrolló la planificación para este año con dos ejes: componentes trasversales a toda la compañía e iniciativas específicas por áreas. Entre las acciones destinadas al primer grupo se cuentan, por ejemplo, una serie de capacitaciones para todos los colaboradores de la empresa que tengan contacto con niños, como los encargados de responder a sus inquietudes a través de las plataformas virtuales. Mientras que entre los programas por secciones, se destaca la promoción al derecho de juego de los niños en los espacios institucionales de la empresa que llevan adelante desde el departamento de comunicación institucional. Con todos estos avances, su próximo informe también incluirá un apartado dedicado a la temática.
Por su parte, para Sancor Seguros, estos meses han sido de rápido crecimiento. En el tema de indicadores GRI a nivel público interno, por ejemplo, se realizó una nueva apertura en la rendición de cuentas. Mientras que antes las escalas comenzaban en Menores a 30, ahora se agregaron los siguientes rangos etáreos para reportar: Menores a 24, y Entre 24 y 30. Este desglose corresponde a todo lo que es indicadores de RRHH: rotación, alta de empleados, horas de capacitación, evaluación, etc.
Además, la compañía ha decidido dar un paso más allá de sus propios lindes y está impulsando la inciativa desde el grupo de Empresas y DDHH que preside en la Red Argentina del Pacto Global de Naciones Unidas. A su vez, como Organizational Stakeholder del GRI, la temática se puso en agenda en una reunión de DDHH y empresas que llevaron adelante con Andrea Pradilla, Directora del Punto Focal Hispanoamérica del GRI.
En ella se le solicitó a Sancor Seguros conectar con el CSR Focal Point de UNICEF con sede en Panamá y más específicamente con UNICEF Argentina para trabajar en la promoción del documento conjunto GRI-UNICEF. “Con esto, el primer paso es avanzar por supuesto con UNICEF y Empresas por la Infancia cuya adhesión es un objetivo que tenemos desde hace unos años y que queremos concretar en este”, disparó Azugna.
Los niños, en último lugar
Y esta promoción se vuelve clave a la hora de fomentar el interés en una temática que permanece relegada. Hacia fines del 2012, Empresas por la Infancia presentó el estudio “Situación de la RSE y la infancia en la Argentina”. A partir de él, se pudieron conocer las prácticas y las políticas corporativas en infancia de más de 460 empresas. El texto reveló un elevado desconocimiento en las empresas sobre lo que sucede en sus organizaciones y su cadena de valor, en cuestiones que afectan directamente el cumplimiento de los derechos del niño, así como sobre la existencia de normativas específicas vinculadas a la infancia (en la producción, distribución y comercialización de los productos y servicios) y sobre su cumplimiento.
Así, por ejemplo, solo el 45% de las empresas consideraba posible respetar siempre la legislación sobre trabajo infantil; únicamente el 30% de la inversión social en infancia tenía un diagnóstico y/o una evaluación de esas iniciativas; y solo el 40% afirmaba tener conocimiento sobre si sus proveedores respetaban la legislación sobre trabajo infantil. Tres años después, el avance no ha sido el suficiente. “Los desafíos son muchos aún. En cada uno de los 10 Derechos del Niño y Principios Empresariales se plantean objetivos que las empresas aún deben fijar para asumir su rol en el respeto y la promoción de los Derechos del Niño”, advirtió Cafferata.
Desde la institución señalan que ya es tiempo de que las empresas asuman la responsabilidad de que interaccionan con los niños diariamente, aunque no siempre sea de modo directo ni intencionado: son trabajadores en sus campos y fábricas, familiares de sus empleados y miembros de las comunidades en las que operan. Incluso son considerados cada vez más como un grupo de consumidores por sí mismos, con ingresos discrecionales para gastar y con influencia creciente en las compras familiares. Son una fuerza de mercado a la que hay que tener en cuenta, pero que al mismo tiempo necesitan protección.
Apostar al futuro
Así, para Unicef, el trabajo también continúa. “Esto es un proceso en marcha. La idea es no quedarnos solo con esto, sino también empezar a hacer documentos que tengan que ver con industrias específicas que también tienen un impacto especial en la vida de los niños. Queremos adentrarnos en estos rubros que para nuestro trabajo son claves y donde generando este tipo de buenas prácticas y cambios podemos lograr resultados grandes a favor de los chicos”, adelantó Ferreyra. Con este objetivo, las empresas extractivas, de alimentación, servicios y bancarias, son las primeras en la línea.
“Para las personas, sean empleados, clientes o proveedores, lo importante son su familia y sus hijos”, precisó Azugna. Y subraya que lo que es bueno para los niños, también lo es para las empresas. Esta integración permite conseguir una mejor gestión de los riesgos, labrarse una buena reputación y asegurar su “licencia social para operar”. A la vez se refleja en todas sus relaciones comerciales y las respuestas que vienen de ellos. Puertas adentro, permite contratar y retener una mano de obra motivada al buscar la conciliación entre sus responsabilidades familiares con una vida laboral productiva, incrementando la capacidad productiva y consiguiendo una reducción del absentismo laboral.
Para generar este círculo virtuoso en el que los niños estén en el centro y resulte beneficiosos para todos, los líderes corporativos tienen que modificar el rumbo de sus organizaciones. “Creemos que las empresas pueden tener un papel incorporando el tema de agenda y poniéndolo en su gestión cotidiana, pueden hacer aportes muy valiosos a los chicos. Se genera un efecto multiplicador muy grande si deciden hacerlo”, alentó Rodríguez.
Fotos: Fundación Arcor