Un flamante estudio de Ceres y Sustaynalitics, entre más de 600 compañías, muestra que todavía son pocas las que marcan el camino en esta materia. Apenas 19% cuenta con políticas y sistemas de gestión sólidos.
Cada día escuchamos sobre toda clase de iniciativas que llevan adelante las empresas en línea con la sustentabilidad. Pero, teniendo en cuenta la aceleración de las problemáticas sociales y ambientales a nivel global ¿Qué tan efectivas son estas acciones? El reciente estudio “Ganando terreno: El progreso corporativo en el mapa de ruta de Ceres para la sustentabilidad” de Ceres y Sustainalytics reveló que en Estados Unidos el grueso corporativo sigue dejando mucho que desear.
“Los hallazgos de este reporte deberían inspirar a las compañías a examinar su propio progreso e identificar dónde se encuentran hoy paradas, en el camino a la sustentabilidad”, opinó Michael Jantzi, CEO y Fundador de Sustainalytics.
El informe contrasta los resultados con uno anterior, lanzado por las dos organizaciones en 2012. En esta nueva ocasión, evaluaron el desempeño de 613 compañías estadounidenses que representan casi el 80% de la capitalización total del mercado de las empresas que cotizan en bolsa. Y tras comparar las cifras con las anteriores, determinaron que los resultados siguen siendo tibios: si bien la mayoría de las compañías están ganando terrero en el camino de la sustentabilidad, se trata de una mejora modesta, aunque existen algunos casos excepcionales de quienes se están volviendo pioneros en la materia.
“Aquellas empresas que estén a la altura del desafío son las que estarán mejor posicionadas para desarrollarse en la economía de rápidos cambios y escasos recursos del siglo XXI”, sostuvo al respecto de estas líderes Mindy Lubber, Presidente y CEO de Ceres.
Para determinar qué tan efectivas son las iniciativas, el informe las sitúa en una escala de niveles de desempeño. En el número cuatro se encuentran aquellas que recién comienzan a dar sus primeros pasos, en el tercero quienes están acomodándose, en el segundo aquellas que están progresando y el número uno está reservado para quienes están marcando el paso.
“Esto va más allá de ver cómo algunas empresas se destacan frente a sus pares, se trata de ver cómo la innovación está impulsando su rendimiento desde la sala de juntas, a lo largo de toda la cadena de suministro”, apuntó Jantzi al respecto.
Un llamado a los líderes de negocios
Y es que, en efecto, la gobernanza es considerada en el estudio como clave para determinar la dirección, responsabilidad y éxito de cualquier línea de acción, incluida la de sustentabilidad. Lamentablemente, pese a este rol clave que juegan las juntas de directivos y los ejecutivos de alto nivel, no se registró un verdadero compromiso en la mayoría de ellos.
El 32% de ellos supervisa formalmente el desempeño responsable, sólo cuatro puntos arriba del 28% registrado en el 2012. Aunque esta cifra suene alentadora, en especial si la comparamos con otros países del mundo, la urgencia de las problemáticas mundiales y el papel de Estados Unidos como potencia mundial requieren de un mayor grado de compromiso y una mayor velocidad.
Una de las formas que se ha desarrollado en el último tiempo para lograr que los altos mandos le presten atención a la RSE es la de vincular el desempeño sustentable con la remuneración ejecutiva. De hecho, el 24% de los evaluados lo hace, aunque sólo el 3% lo hace de una manera proactiva, ligándola a objetivos voluntarios. En esta línea, la productora de aluminio Alcoa se destaca. La empresa hace que el 20% de la remuneración ejecutiva en efectivo esté vinculada a la seguridad, al cuidado del medio ambiente y a metas de diversidad.
Apenas 24% de las compañías vincula las prácticas sustentables con el pago variable.
Fuera de este progreso aletargado, el reporte también reveló que sólo el 19% de los examinados tiene políticas de sustentabilidad y sistemas de gestión de riesgos sólidos. Este punto llama la atención no sólo porque implica que no hay un eje que guíe y alinee las diferentes prácticas, sino porque además bajó cinco puntos del 26% que había logrado en 2012.
En esta área también hubo grandes diferencias en cuanto a los tipos de industrias involucradas. Los sectores de materiales y servicios fueron quienes demostraron un mejor desempeño. Así, líderes como la química Albermale y la generadora eléctrica Exelon, reconocieron que una gobernanza fuerte es un primer paso muy importante para crear los sistemas necesarios que empujen a pensar en la implementación y el éxito a largo plazo. Por el contrario, las compañías de ventas al por menor y de bienes raíces demostraron una pobre performance. El 77% de las empresas en ambos rubros recién están desempeñándose en el nivel cuatro.
Involucrar a los accionistas y divulgar la información pertinente
Pero la cúpula es sólo uno de los actores que se necesiten para alcanzar verdaderos impactos. Así, el informe pone el acento en involucrar también a las partes interesadas. Y aunque el 52% de las empresas relevadas indica hacerlo, el 35% los llama a diálogos substantivos aunque sea una vez al año, un mucho menor 7% los involucra en el proceso de evaluación de la materialidad y sólo un 3% de las compañías lo hace en un nivel de aplicación uno.
De la mano con este intento por involucrar a los stakeholders, está el tema de la divulgación ¿Qué tan transparentes son las empresas a la hora de informar? Las cifras indicaron que el 32% usa lineamientos GRI para desarrollar sus reportes, un 48% divulga los riesgos y las oportunidades de la sustentabilidad en sus presentaciones financieras y el 29% utiliza una variedad de vehículos para comunicarse con las distintas partes. Nuevamente, si bien estos números son esperanzadores, la realidad es que es un compromiso a medias, ya que sólo el 9% somete sus reportes a verificación.
Haciendo una apuesta mayor, el sector de comidas y bebidas demostró tener el mayor compromiso en este aspecto, con un 46% de las compañías del sector alcanzando el nivel uno o dos. Entre los pioneros de la industria, Pepsi marca el paso. Activamente involucra a sus inversores, presentándoles su estrategia y metas de sustentabilidad en sus reuniones anuales con ellos. La compañía también identifica y da a conocer las temáticas de cambio climático, escasez de agua y cuestiones de la salud pública como desafíos centrales en sus reportes financieros anuales.
Nadie queda afuera: empleados y proveedores también cuentan
Las empresas también intentan sumar adeptos puertas adentro, pero otra vez, la gran mayoría coquetea con iniciativas periféricas y desarticuladas. Mientras que el 40% de los relevados tiene programas para hacer parte de estas iniciativas a sus empleados, un escaso 6% se ubica en el nivel uno y sistemáticamente integran la sustentabilidad en un involucramiento amplio.
Tal es el caso de Intel, que capacita a sus empleados para que tengan en cuenta la sustentabilidad en el proceso de toma de decisiones, y los incentiva al vincular la remuneración directamente con los objetivos responsables.
Yendo ahora al inicio de la cadena de suministro, pareciera que el trabajo con los proveedores es al que más atención se le está dando. El 58% de las empresas ha establecido estándares sociales y ambientales claros para ellos, un 47% toma en cuenta criterios sociales y/o ambientales para su abastecimiento, un tercio de las compañías involucra a sus proveedores en cuestiones de desempeño sustentable y el 34% monitorea la performance de su cadena de suministro.
Así, Ford por ejemplo, ha desarrollado una relación ejemplar con sus proveedores al establecer requerimientos de primer nivel para ellos. Esto lleva a que las expectativas sociales y ambientales de la automotriz impregnen toda la cadena. Además, recoge la información de los riesgos climáticos y emisiones de gases de efecto invernadero de quienes la suministran y trabaja con ellos para establecer metas de reducción de emisiones y de eficiencia energética.
El desempeño como factor de impacto.
Más allá de los jugadores que se involucran, el accionar en sí de las compañías tiene un impacto concreto que permite ver qué tan hondo calan las iniciativas. Esto abarca desde los programas de cuidado social y ambiental que se ponen en marcha hasta las características específicas de los productos y servicios que ofrecen.
En cuanto a las iniciativas medioambientales, en el estudio surgen tres focos importantes: gases de efecto invernadero, tipo de energía utilizada y cuidado del agua. Yendo a la primera temática, volvemos a ver el mismo patrón de comportamiento: mientras que más de dos tercios de las compañías está intentando reducir sus emisiones, el 35% lo hace con metas atadas al tiempo. Lo mismo sucede con las fuentes de energía. Del 37% que implementó programas para utilizar fuentes de energías renovables, sólo el 6% tiene objetivos cuantitativos para incrementarlas.
En una sintonía diferente a la que se ve y apostando por inspirar a los demás, las empresas tecnológicas han hecho del apartado ambiental una cruzada. Más de la mitad de ellas se encuentra operando en un nivel de aplicación uno. Entre ellas, el informe destaca a Hewlett Packard, que no sólo tiene metas atadas al tiempo para reducir sus emisiones e incrementar sus fuentes de energía renovable, sino que también ya abastece a más del 10% de sus necesidades energéticas primarias de ellas. En la otra punta, las compañías del sector de gas y petróleo y las de energía son las de peor desempeño: apenas el 13% del rubro de gas y petróleo, y el 9% de energía han adoptado objetivos formales y acotados en el tiempo.
Pasando la lupa ahora al cuidado del agua, el estudio sostiene que las compañías no están haciendo lo suficiente al respecto. El 50% evalúa los riesgos corporativos relacionados a este recurso (en baja del 55% en 2012), pero un 26% prioriza los esfuerzos en regiones donde el agua escasea. Dando el ejemplo, Coca Cola ha mejorado su eficiencia en su uso en un 20% en los últimos 10 años y además optó por una evaluación rigurosa de su gestión por parte de un tercero. Fue así que entre 2012 y 2013, utilizó la herramienta Aqua Gauge de Ceres para determinar las fortalezas y debilidades de su estrategia y para proponer nuevas metas y objetivos. También compartió la herramienta con sus proveedores y clientes para ayudarlos a mejorar su propia gestión.
También en baja y más preocupante aún es el apartado social interno. Paradójicamente, aunque cada vez son más las empresas que comprenden lo importantes que son sus empleados para alcanzar las distintas metas, no parecen reparar en su protección. Un alarmantemente bajo 11% se desempeña a nivel uno o dos para proteger los derechos humanos de sus empleados, bajando del 13% en 2012.
En último lugar, el reporte señaló el potencial que guardan los bienes producidos, pero indicó que todavía se necesita de una innovación adicional para dar empuje a los productos sustentables. Así, si bien el 51% de las empresas evaluadas ofrece productos y servicios responsables, sólo el 14% tiene programas formales para invertir en ellos y promoverlos y el 35% no divulga sus esfuerzos. En este punto es la deportiva Nike que trasciende, al integrar el diseño sustentable a su portfolio, como la FlyKnit, una zapatilla para correr que genera dos tercios menos de desperdicios en la producción que sus homólogas. Con la intención de elevar todavía más la vara, en 2013 la compañía creó la aplicación MAKING que permite hacer pública su información referente a su Índice de Sustentabilidad de Materiales.
Con este informe, Ceres y Sustainalytics intentan dar a entender que encontrar soluciones a los desafíos actuales y a los que vendrán, requiere de colaboración, innovación y transformación. Es imperativo que los líderes de negocio adopten una actitud proactiva que profundice y se propague en todas las capas de sus negocios y lo haga rápidamente.