En el Global Think Tank Index de la Universidad de Pensilvania la Argentina ocupó el sexto lugar en cantidad de organizaciones registradas. El CARI y la Fundación Libertad lograron destacarse entre las mejores del mundo. En el ranking latino, CIPPEC se ubicó quinto.
Por séptimo año consecutivo, el Programa de Think Tanks y Sociedades Civiles (TTCSP) de la Universidad de Pensilvania dio a conocer los resultados del Global Go To Think Tank Index. Desde su creación en el 2006, el objetivo de este reporte ha sido generar entendimiento sobre el trabajo que hacen los tanques de pensamiento o centros de estudios y el de ilustrar las principales tendencias y desafíos que enfrentan.
“En un mundo lleno de tweets y eslóganes que a menudo son superficiales y cargados políticamente, se vuelve crítico saber adónde recurrir por propuestas políticas sólidas que aborden las complejas problemáticas que los legisladores y el público enfrentan”, señaló el PhD James McGann, Director del TTCSP de la Universidad de Pensilvania.
Para esta nueva edición, entre agosto y septiembre de 2013 se convocaron a 6.826 organizaciones de 182 países. Después de una primera ronda de nominaciones, aquellas instituciones que contaron con cinco o más votos fueron incluidas en el proceso de selección. Las encuestas completadas por los centros seleccionados fueron evaluadas por un panel de expertos y fueron ranqueadas en cuatro categorías generales: Top Think Tanks en el mundo, por región, por área de investigación y por logro especial (subdivididas en 47 categorías en total). Además, se nominaron a 171 organizaciones para elegir el Top Think Tank del Año.
Argentina, en ascenso
Por su parte, Argentina, con 137 Think Tanks registrados, representa más del 20% de América del Sur y América Central y ocupa el sexto lugar a nivel mundial en materia de volumen. Se ubica detrás de Estados Unidos (1.828), China (426), Reino Unido (287), India (268), Alemania (194) y Francia (177).
De la región, los otros dos países que figuran son Brasil en el puesto 13 con 81 think tanks en su haber,y México en el 16 con 60. Pero no es sólo una cuestión de cantidad, ya que numerosas organizaciones argentinas han quedado en varios de los índices que conforman el prestigioso ranking.
En el listado de las 100 mejores organizaciones del mundo, sin incluir a Estados Unidos, Argentina tuvo dos representantes. En el puesto 37 el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y en el 100 Fundación Libertad. De la región, Brasil fue el más destacado con la Fundação Getulio Vargas (FGV), ocupando el puesto 19, y el Centro Brasileiro de Relações Internacionais en el 35. También entraron Costa Rica, en el 73 con la Facultad Latinoamerica de Ciencias Sociales, y Chile, también por partida doble, llegó al 92 con el Centro de Estudios Públicos y al 97 con Libertad y Desarrollo.
Al incluir a Estados Unidos, las posiciones se modificaron. De 150, el mejor desempeño lo tuvo el Instituto Brookings. Además de ocupar este primer puesto, esta organización estadounidense fue la gran ganadora del año, al ser elegida como Top Think Tank. El trabajo que ha venido haciendo le ha valido esta mención por sexta vez consecutiva. Con estos agregados, el CARI se vio desplazado al lugar 38 y la Fundación Libertad al 108. Los demás países de la región también sufrieron modificaciones y otros tantos se agregaron al conteo. Instituciones de Ecuador, Venezuela, la vecina Uruguay, Guatemala y Colombia fueron las nuevas incorporaciones.
El panorama latinoamericano
Uno de los puntos interesantes que el programa lleva adelante con este índice es que también evalúa el desempeño en las distintas regiones del globo. “Nuestras asociaciones con organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil y con Think Tanks localizados alrededor del mundo han hecho posible este índice y es el más extenso hasta ahora”, destacó McGann sobre el trabajo que hace posible, año a año, este ambicioso paneo.
El ranking de América Central y América del Sur (sin incluir a México) contó con 45 organizaciones y el mejor puesto de Argentina lo tuvo el Centro de Implementación de Políticas Púbilcas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) en el puesto número 5. Lo precedieron en el Top 5 el FGV de Brasil, CEDICE Libertad de Venezuela, el Centro de Estudios Públicos de Chile y CEPAL de Chile.
Las otras organizaciones argentinas que entraron entre las mejores de América Latina fueron el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLASCO) en el 9, el CARI en el 10, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas en el 16, el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) en el 21, Fundación Pensar en el 23, Fundación Libertad en el 31 y el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) en el 37.
De esta forma, se contextualiza el desempeño de los actores en los lugares donde trabajan, en las sociedades en las que están inmersas y donde buscan generar impactos positivos. “Este informe ayuda a traer una muy necesitada atención hacia los think tanks líderes en cada región e ilustra el importante rol que juegan en los gobiernos y en las sociedades civiles de todo el mundo”, explicó McGann al respecto.
Los principales think tanks argentinos
Si de organizaciones celestes y blancas se trata, el CIPPEC fue uno de los grandes destacados. De 80 organizaciones evaluadas en el rubro específico de políticas económicas domésticas, el centro ocupó el puesto 20, siendo la posición más alta de la región en ese ranking. Además, ocupó el puesto 13 en la categoría de políticas sociales. En esta ocasión, la presencia argentina fue doble, con el CEDLAS que llegó a la posición 24.
En el apartado medioambiental, de 70 organizaciones la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) ocupó el lugar 65, en el segundo año consecutivo que queda en la lista.
También en materia de investigación, pero esta vez por desarrollo internacional, el CARI se ubicó en el número 54 de un total de 80 instituciones. El consejo también ingresó en varios de los listados por logros especiales. Así, de 50 elegidos por mejores relaciones externas/programas de compromiso públicos, se posicionó en el 30; en el 20 de los 25 mejores think tanks con presupuestos anuales de operación de menos de US$ 5 millones; en el 44 de los 65 think tanks mejor gestionados; y en el 38 de los 60 mejores programas de investigación transdisciplinaria.
En estas últimas dos subdivisiones también se encontró el CIPPEC en el puesto 35 y en el 30 respectivamente. Pero no fueron las únicas categorías de logros especiales en las que se destacó el centro. Figuró en los listados de mejor campaña por promoción (50 de 75), mejor conferencia (30 de 60), mejor red de trabajo (30 de 60) y mejor colaboración institucional que involucre a dos o más think tanks (24 de 80).
La institución Pueblos Por Malvinas también se destacó en mejor colaboración institucional, alcanzando a posicionarse en el número 80. Además, se lo destacó como uno de los think tanks a tener en cuenta (80 de 80) y se quedó con el noveno lugar de los diez mejores nuevos centros. Este listado fue el único en tener un primer puesto liderado por un país de la región, con el Instituto PVBLICA de Brasil. También en este Top10 la Fundación Libertad y Progreso de Argentina obtuvo el sexto lugar. Por último, en la categoría de logros especiales de mejores Think Tanks con afiliación a partido político, la Fundación Pensar fue el representante nacional (25 de 30).
Más allá de estos logros, queda un largo camino por recorrer para que las instituciones puedan estar a la vanguardia mundial. La labor de las instituciones argentinas quedó corta esta vez en varias de las áreas de investigación. De esta forma, las categorías de defensa y seguridad nacional, políticas de educación, políticas de energía y recursos, políticas y relaciones exteriores, políticas de salud, de ciencia y tecnología, de transparencia y buen gobierno, se quedaron sin referentes nacionales este año.
Algo similar sucedió en varios de los apartados por logros especiales como mejor think tank con fines de lucro, mejor centro de estudio afiliado al gobierno o mejor uso de redes sociales. De todos modos, resulta innegable el empuje que están teniendo estas organizaciones y es alentador el reconocimiento internacional para que continúen mejorando y desafiándose a sí mismas y a las sociedades en las que están insertas.