Pasó de 8,63 litros de agua por litro de cerveza a 7,44, una reducción que equivale a 360 millones de litros. Para el 2020 el desafío es reducir otro 40% respecto de los niveles actuales.
CCU Argentina anunció la reducción de su consumo de agua en un 14% para la elaboración de cervezas, durante los últimos cuatro años. Los resultados fueron posibles gracias a un sistema de gestión ambiental, que permitió obtener la certificación ISO 14.001 para sus tres plantas en Luján, Santa Fe y Salta. Detección y control de pérdidas, implementación de sistemas de reutilización de agua y concientización acerca del uso responsable de este recurso son algunas de las acciones realizadas por el equipo industrial.
“Trabajo bien hecho y por el bien de las personas” afirma la misión de CCU Argentina, según las palabras de su Gerente Industrial, Eduardo Cetta. Este objetivo de máxima se sustenta sobre tres pilares estratégicos: rentabilidad, crecimiento y sustentabilidad. “La estrategia medioambiental busca minimizar el impacto de nuestras operaciones sobre el entorno natural, haciendo uso eficiente de los recursos y dando tratamiento seguro a los residuos que se generan”, explica.
Gota a gota
Por la importancia estratégica que tiene el agua para la industria cervecera y para la vida en general, buena parte de los esfuerzos del equipo de medioambiente están dedicados a su cuidado. Por cada litro de cerveza terminada en 2009, CCU Argentina empleaba 8,63 litros de agua, cifra que se redujo este año a 7,44; es decir que la empresa mejoró su consumo en un 14%. Esta reducción equivale a 360 millones de litros, agua suficiente para abastecer a 500 familias argentinas durante un año.
Durante el último año, se invirtieron cerca de US$ 2,5 millones en equipos que permiten la implementación de sistemas para reutilizar el agua. Si bien muchas de las mejoras se dan a nivel técnico, en 2012 se instalaron equipos en todas las plantas, que tienen por finalidad permitir la reutilización del agua a lo largo de todo el proceso de producción. Así, por ejemplo, el agua que se utiliza en la lavadora, gracias a un proceso de ablandamiento, puede ser empleada posteriormente, en la etapa de pasteurizado. Esto permite no sólo el ahorro de agua, sino también de energía térmica.
El desafío no termina ahí. Para el año 2020, la compañía tiene como meta lograr un consumo hídrico de 4,5 litros, es decir, 40% menos respecto de los niveles actuales.