No es sencillo delimitar dónde terminan las responsabilidades de las compañías. Muchas veces trascienden sus fronteras y entran en terrenos dominados por el consumidor. Cuatro ejecutivos abordan este difícil debate.
Hace tiempo que el cumplimiento de las obligaciones legales se ha vuelto solo el piso de las responsabilidades corporativas. La mirada de la responsabilidad extendida, aceptada dentro del actual concepto de RSE y sustentabilidad, lleva hoy a las empresas a la necesidad de hacerse cargo de sus impactos sociales y ambientales, mucho más allá de lo que marca la ley. De la cuna hasta la tumba, reza el nuevo mantra, reflejando el alcance y dimensión de estas crecientes responsabilidades, claves a los ojos de la sociedad.
Claro que, muchas veces, esto implica trascender ampliamente las fronteras de la propia empresa y entrar en un terreno en el que el que tiene la última palabra es el consumidor. ¿Corresponde hacerse cargo del uso o abuso que los clientes hacen de los propios productos? ¿Y si así fuera, es posible lograrlo en soledad o una acción conjunta se vuelve necesaria? Cuatro ejecutivos de industrias bien variadas intentan responder a este dilema y ayudan a pensar en un tema, nada sencillo de resolver.
Tarcisio Mulek, Gerente de Responsabilidad Social Empresaria de Unilever.
Cuando pensamos en responsabilidad extendida, lo hacemos mirando nuestra cadena de valor y el ciclo de vida de nuestros productos. Si bien las empresas no tienen una obligación formal sobre el desempeño social, económico o ambiental de todos sus grupos de interés, en Unilever medimos nuestro impacto teniendo en cuenta cada proceso.
Por ejemplo, nuestra huella de carbono, en promedio, se distribuye así: 68% de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero proviene del uso o consumo, 26% de la obtención de la materia prima, cerca del 1% se asocia a la disposición final (residuo) y el 5% corresponde a nuestra manufactura y transporte.
Nuestro foco está en el consumo y en los proveedores para lograr resultados a escala, pero necesitamos que todos los eslabones asuman un rol responsable: separar residuos para mejorar el reciclado, usar agua a temperatura ambiente para lavar ropa o dosificar correctamente son opciones que están en las manos de todos.
Patricia Sclocco, Directora de Comunicación, Asuntos Públicos y RSC de Securitas.
Partiendo de la base de que las empresas somos socialmente responsables y debemos hacernos cargo de su impacto en lo ambiental, social y económico. Ahora bien, las empresas forman parte de un todo en la sociedad, no suena muy lógico que seamos los únicos responsables del uso y consumo de nuestros productos y servicios.
En la carrera de la sustentabilidad la realidad siempre nos lleva la delantera. El tema de qué hacemos con la basura, por ejemplo, es el típico caso de difícil abordaje, si no se lo encara de una forma integral como sociedad. Entre la irresponsabilidad que tenemos como ciudadanos, la falta de propuestas por parte de los gobiernos para solucionar problemas de base y el “no me hago cargo” de la disposición final de los envases de las empresas de consumo masivo, el tema se convierte en un agujero negro del que nadie se hace responsable, que nos paraliza y nos impide avanzar.
Pensar que temas de esta índole se solucionan mágicamente es una utopía. Solo podremos encaminar este tipo de conflictos con un tratamiento integral por parte de toda la sociedad. Las empresas asumiendo su responsabilidad y proponiendo acciones para mitigar el impacto de la trazabilidad de sus productos y servicios; los ciudadanos haciéndose cargo de lo que consumen y el Estado dando el marco legal que corresponde. Avanzamos mucho, pero todavía nos falta un largo camino por recorrer para llegar a la responsabilidad compartida que necesitamos para nuestra la Sociedad.
Pilar Fourcade, Gerente de Innovación Social & 
Écosystème de Fundación Danone.
En Danone sabemos que el desarrollo sostenible de nuestro quehacer depende también del desarrollo y bienestar de lo que llamamos el “ecosistema de negocios”, que integra a nuestra cadena de valor con una mirada integral y orgánica. La consideración de empresa “ecosistémica” implica una responsabilidad proactiva en el fortalecimiento de los entornos de negocio, con plena consciencia del impacto de nuestra actividad, en sentido amplio.
Esta apertura brinda muchas oportunidades que alientan también la perennidad de la empresa, superando los límites de acción al trabajar en alianza entre los diferentes actores del ecosistema. En palabras de Franck Riboud, presidente y director general de Danone: “…Una empresa debe crear valor para sus accionistas ya que sin su inversión no hay economía. Pero en el mismo concepto, ella debe crear, a través de sus propias inversiones, valor y riqueza para las demás partes involucradas. Ya que es también del desarrollo y el bienestar de su ecosistema de negocios que depende su perpetuidad. Y es de esta manera que adquiere su utilidad social”.
Juan Pablo Barrale, Jefe de Relaciones Institucionales de CCU Argentina.
La definición que engloba el concepto de empresa se ha modificado con el tiempo y hoy, el ámbito de responsabilidades y obligaciones que las empresas asumen como propias sin mediar imperativos legales, es bien amplio.
Las empresas han comprendido que su rol dentro de las comunidades (más pequeñas o más amplias) no tiene sólo un correlato económico: este es muy importante, pero de un tiempo a esta parte ha dejado de ser lo único que las compañías se esfuerzan por mejorar. “RSE” muchas veces cae en una sigla vacía de contenido, cuando no se entiende que debe representar las prácticas cotidianas de una organización: desde el respeto básico por las cuestiones legales para operar el negocio, de seguridad de nuestros empleados y clientes, de la obligación por trabajar con proveedores y socios que lleven adelante prácticas adecuadas a los valores de nuestra propia compañía, hasta las acciones que nos permiten desarrollarnos de manera sustentable con nuestras comunidades internas y externas, todo forma parte de ser compañías responsables.
Para CCU Argentina, este concepto es parte de la misión y los valores con los que buscamos realizar un trabajo bien hecho y por el bien de las personas, gratificando, al mismo tiempo, a nuestros consumidores mediante marcas de alta preferencia.